Si algún día me quedo embarazada no será siendo presidenta de la Junta de Andalucía, algo así como Javier Arenas o Juanma Moreno Bonilla. Para nada es una cuestión de sexo. Quiero decir que gestación y gobierno andaluz sólo pueden confluir dos veces en la eternidad y ya sucedieron simultáneamente hace tres meses. Una en la realidad tal como la conocemos, otra en nuestro universo paralelo, y en ambos casos las probabilidades infinitesimales de que se produjeran las consumió Susana Díaz.

La existencia que nos ha tocado vivir es con diferencia la más chunga, puesto que el anuncio de la futura maternidad de la fontanera se ha manejado como un hecho tan extraordinario que debe entenderse mucho más allá de una mujer de cuarenta años con un puesto de gran responsabilidad que se ha quedado preñada. Yo me pierdo. Y encima socialista con tirón. Insoportable para los que alternan calzado castellano con borlas y zapatillas New Balance, aconsejados por un grupo de asesores aterrorizados por la fecundación electoral. Demasiado para el movimiento, superado por una exclusiva indiscutible en al menos dos sentidos. Indiscutible primero porque cuestionar si el embarazo de la presidenta es noticia sería ponerse a la altura de los que sistemáticamente desprecian las primicias ajenas para hacerlas suyas minutos, horas o días después con aquello de según hemos podido saber o los sonrojantes #últimahora. Indiscutible después porque, según he podido saber yo, está prohibido debatir en público sobre si la relevancia y el tratamiento dados a la noticia pudieron gustar menos que más. No ya entre los currelas que tienen la suerte de ejercer la libertad de expresión dentro y fuera de sus redacciones, que no son todos, sino entre los lectores que quedaron sorprendidos por un formato masticable de fresa ácida. Que conste que no he escrito rosa, un color que ni siquiera mereces si justificas su sabor inmediatamente.

En el universo paralelo todo es parecido, nunca idéntico. Al otro lado, como en la zona chunga, las proyecciones de Moreno Bonilla y de un servidor jamás van a ser madres siendo presidentas andaluzas, pero al menos todo el mundo puede opinar de lo que le sale de los cojones.