En estos momentos en que por doquier se oye hablar de recuperación económica, el comercio tradicional malagueño apenas subsiste. Si los últimos años, desde finales de 2007, han sido duros, estos primeros meses de 2015 también lo están siendo. Por eso tiene especial importancia que en las situaciones difíciles el sector se encuentre unido para afrontar mejor los retos que tiene por delante y que son muchos.

La Federación que presido tiene una especial sensibilidad con la modernización del pequeño y mediano comercio y su competitividad frente a las grandes superficies, grandes almacenes y otras formas importadas de comercio, como las franquicias. Todos tenemos derecho a existir, pero todos, no sólo unos pocos. Un posicionamiento claro de las Administraciones Públicas muchas veces lo echamos en falta, excepto en periodo electoral y entonces sólo recibimos buenas palabras. Es cierto que no todas las Administraciones se comportan igual y es justo decirlo. La Junta de Andalucía ha demostrado una mayor atención a este pequeño comercio que representamos que el Ayuntamiento de Málaga, más dado a su autopromoción sin contar con las asociaciones representativas del sector. Después, cosecha los resultados de todos conocidos.

En esta nueva etapa que ahora se inicia, deberían reconsiderarse las políticas, en general, acerca del comercio tradicional que, sólo en nuestra provincia, representa a más de 30.000 negocios, con un importante volumen de empleo.

Pero es cierto que en nuestro sector tenemos que poner más de nuestra parte y en distintas direcciones. Una es evitar los personalismos que acompañan determinadas iniciativas que, además, dividen el comercio, como una reciente que lejos de sumar divide. Por sus hechos los conoceréis, podemos adelantar. También debemos ser más proactivos y proponer soluciones y alternativas. Recientemente, FECOMA presentó públicamente el proyecto del comercio malagueño como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO, organización de Naciones Unidas. Yo creo que es consecuente con la valoración que hacemos del comercio mediterráneo en general: es una forma de hacer sociedad, de vida, de proximidad a la gente en los tiempos de la globalización. A propósito de este último fenómeno, durante 50 años el comercio creció un promedio que casi duplicaba el PIB, pero en la última década esta proporción ha disminuido y 2015 será el cuarto año consecutivo con un crecimiento del comercio inferior a la media. Se estima para este año un volumen global del comercio de mercancías de solo el 3,3 por ciento, según Roberto Azevedo, director general de la Organización Mundial del Comercio. Esta es la realidad macro pero después está la micro, la de cada uno de nosotros, la que vivimos cada día y la que desde FECOMA tenemos la obligación de mejorar.

Al impacto de la ley de arrendamientos urbanos, principalmente en el Centro Histórico, hay que sumar el olvido de los barrios de Málaga. Porque más allá del centro también hay ciudad. Parece como si todo el presupuesto municipal y la atención pública tuviera que fijarse sólo en unas cuadrículas del mapa. Lo cierto es que la mayoría de los comercios están en los barrios y en los más de cien municipios de la provincia. Éstos también merecen el esfuerzo público.

Por último, pensamos que es importante no perder de vista la independencia de las asociaciones empresariales, diría más, es vital. Por eso, cuando algunos empresarios utilizan el asociacionismo para su validación personal y no dudan en echarse en brazos de la Administración que los acoge complacida están haciendo un flaco favor al sector a la vez que se definen en público.

El mundo cambia y deprisa, pero lo que no debe cambiar es el afán de servicio a los demás en las asociaciones y federaciones representativas. La unidad empresarial, la independencia frente a las Administraciones, la profesionalidad y el espíritu de cambio deben acompañarnos siempre.

Ahora que se inicia una nueva etapa en los Ayuntamientos, en la Diputación y esperamos que en la Comunidad Autónoma -y dentro de muy poco en la política nacional- confiamos en la responsabilidad y en el sentido público de quienes pasarán a regir estas Administraciones. El pequeño comercio estará atento a cuanto suceda porque buena parte de nuestro futuro depende de las decisiones que emanen de estos poderes. Si somos fuertes y estamos unidos, defenderemos con éxito lo nuestro y a todos nos irá

mejor.

*Enrique Gil Fernández es presidente de la Federación del Comercio de Málaga