El propietario de Málaga CF o está mal aconsejado o no se entera de lo que pasa en su club. Claro, dirigir un equipo de fútbol tan grande como el Málaga y con una afición aún mayor debe ser complicado, y más cuando lo hace con el mando a distancia desde vete tú a saber qué rincón del mundo. Esta mañana se tenían que ver las caras los representantes de la cadena hotelera Blue Bay Blue Bay y los representantes del Málaga CF, pues del jeque no se tenía noticias. En medio de la nueva-vieja bronca está la solicitud del 49 por ciento de las acciones del club, su control y gestión por parte de la cadena hotelera, pero los representantes del jeque optaron por el camino del medio con una argucia legal interponiendo una querella criminal contra sus dos exvicepresidentes Abdullah Ghubn y Moayat Shatat, por falsedad y apropiación indebida. Los abogados del jeque apuntan que el propietario del club nunca firmó los contratos de la venta del 49 por ciento de las acciones y que ha sido engañado por sus propios exvicepresidentes, hecho que negó el representante de Blue Bay, que asegura que lo tienen todo soportado con contratos firmados.

Este es un capítulo más de la guerra que mantienen Blue Bay y el jeque desde que ambos se asociarán en 2013 para salvar el Málaga mediante un acuerdo de patrocinio, aunque parece que también constituyeron una sociedad para repartir las acciones del Málaga CF, 51% para el jeque y el 49% para Blue Bay, que además inyectó algo de dinero para hacer frente a determinados pagos. Meses después, en una junta general del Málaga CF se hizo un traspaso de las acciones de esa sociedad a una nueva y en el viaje se dejó fuera a Blue Bay, que así lo denuncia y que tras negociaciones infructuosas terminó demandando al Málaga para reclamar ese 49% de las acciones.

Esta mañana no hubo ningún acuerdo y este culebrón terminará en un juicio. Este proceso define el descontrol que ha sufrido el Málaga en la parte noble con cambios constantes de vicepresidentes, asesores, abogados y con el intento de venta del club en varias ocasiones que no se cerraron, entre otras cosas, porque los posibles compradores no tenían muy claro el embrollo de las acciones.

Al Málaga le hace falta un poco más de transparencia, explicar las cosas y no meter a un club centenario en juicios y tribunales por la nefasta gestión de un dueño que ni está ni se le espera por mucho que prometiera un viaje en breve. La última también fue de nota, cuando en la junta general de accionistas no se permitió la entrada, por primera vez en la historia del club, a los accionistas minoritarios. Un claro ejemplo de maltrato hacia decenas de malagueños que han depositado parte de sus ahorros y de su corazón con la única intención de ayudar al equipo de su ciudad. Ya le vale al jeque.