Garantía Juvenil. Dos palabras. El Centro de Encuentro y Acogida de Cruz Roja Málaga (CEA) abrió sus puertas en 2004 como proyecto de apoyo a personas con problemas de adicciones. Ducha, lavandería, desayunos, actividades culturales son algunos de los servicios que se les ofrece a las personas que atienden en el centro. Del primer usuario hasta el último ya suman 1.310 personas. Personal técnico y voluntariado atienden a diario a una media de 60 usuarios y usuarias: nos cuentan que «todos tienen perfiles distintos, no por tener alguna dependencia siguen un patrón predeterminado, hay que conocer el carácter de cada uno».

Las personas usuarias de este centro suelen encontrarse en el centro histórico de la ciudad. Por lo cual, cuando el CEA amplió sus infraestructuras en 2012 mudándose a la barriada de Palma-Palmilla, el trayecto que tenían que recorrer era más grande, algo que desmotivó a más de uno a ir al centro a diario. Para remediar este problema se puso en marcha la actividad de la ‘Ruta bici’: desde el parque de bomberos hasta la plaza de la Merced, nuestro voluntariado va en bicicleta para apoyar a quienes no pueden acudir al centro y facilitarles productos de higiene y alimentación.

El centro cuenta con tres monitores encargados de aportar muchos tipos de servicios a sus usuarios: actividades y talleres de activación de memoria, de lectura, de gimnasia o de fotografía. En este último el monitor encargado toma forma de asesor de imagen e incluso cómico para sacar una sonrisa: «Es vital que se sientan bien con su imagen y que tengan una foto para enseñar o para enviar a sus familiares. También es una manera de valorarlos y reforzar su autoestima». Las personas que acuden al centro suelen ser tímidas ante una cámara, no obstante ya conocen el centro y la cámara que se interpone entre ellas y los monitores termina siendo un detalle al que, rápidamente, nadie presta atención. El hecho de ser personas que padecen una adicción los excluye de la sociedad: este centro les permite socializarse y realizar actividades. La regla indispensable que tienen que acatar es el respeto al personal del centro y a las normas de comportamiento establecidas.

Para recompensar a todo el equipo por la labor que realizan con este colectivo, el vecindario de Palma-Palmilla decidió otorgarle hace unos días, en la velada de San Juan, el premio Vecino a la mejor entidad del barrio. Este premio solidario entregado por el alcalde, Francisco de la Torre, al presidente de Cruz Roja Málaga, Luis Utrilla, tiene una especial importancia: «No por el premio en sí», como nos explica el personal del centro, «sino por el hecho de habernos integrado tan bien en el barrio, con unos vecinos que aprecian, reconocen y agradecen nuestra labor».