Estimado Ricardo Mejide, que así es como te llamas, voy a referirme a ti por tu nombre por dos razones: la primera es que no me gusta dirigirme a nombres artísticos como si de personajes de ficción se trataran, ese es un honor reservado para muy pocos; y la segunda es que, como el asunto va de de votar, a buen seguro habrás tenido que usar tu nombre real.

Desde tu pulpito has escrito una carta abierta a los votantes del PP en la que, tras la cobardía de los juegos de palabras, les tachas de pertenecer a un pensamiento único más propio de tiempos dictatoriales, de servir al miedo como cobardes que son, y de ser palmeros de la corrupción. También reconoces dos cosas, haber trabajado para dirigentes del PP que, según tú, son honrados, y haber votado a PACMA.

A ver Ricardo Mejide, a quién crees que ha votado Cristina Cifuentes (política del PP de Madrid en cuya campaña colaboraste y no te atreves a nombrar). Por qué no le escribes una carta diciéndole todo lo que dices que piensas. Sí hombre, dile que te avergüenzas de ella. El dinero que cobraste en 2015 por ayudar a hacerla presidenta de la Comunidad quédatelo, el dinero que algún tesorero del PP debió contabilizar y librar su pago a tu favor guárdalo, que cada uno se gana la vida como puede, pero, que yo sepa, los casos de corrupción ya saltaron a la palestra mucho antes de 2015 y por tanto sabías para quién ibas a trabajar, ergo a ver si lo entiendo: que tú cobres dinero del ente político corrupto te convierte en un empresario sin par, pero que una persona vote a ese representante en cuya opción libremente cree, le convierte en un zombi, cobarde y sonrojante. Muy bien Ricardo.

En cuanto al voto a PACMA poco que decirte. Es la vía más equivocada de todas si lo que pretendes es que se preserve, se proteja y se legisle adecuadamente la vida animal. Tu planteamiento está en las antípodas de lo que debe considerarse efectivo, de hecho creo que debe andar al nivel de éxito de programas tuyos como La incubadora o Money Time.

No seré yo quien defienda la corrupción ni al PP, pero me gustaría saber en qué momento de tu exitosa carrera has sido nombrado magistrado para afirmar alegremente que la corrupción y la conspiración de Estado, en vez de ser castigada, ha sido premiada. Hasta donde yo sé, que no es mucho como humilde columnista de provincias, solamente el poder judicial puede establecer quién es castigado, a no ser, Ricardo, que estés en contra de la presunción de inocencia y pienses que, porque lo decidan los medios para los que trabajas, debemos hundir a una persona sin esperar a la verdad material fijada en sentencia firme. Puede que en algún momento de tu deambulación entre publicista, escritor, presentador, entrevistador, asesor, gurú, y no sé cuantas cosas más, hayas confundido ser jurado de un show televisivo de coplas con ser juez profesional. Supongo que es lo que tiene, entre tanto trasiego, a quién no le pasaría.

Mejide, no te conozco de nada más allá de la imagen que proyectas, pero has insultado a casi ocho millones de personas, educadamente eso sí, y ello, Ricardo, no es ni inteligente, ni proporcionado, ni justo. Tres factores que creía cultivabas, así que permíteme que use tu técnica literaria para decirte que no te preocupes, que estoy convencido de que no has pasado a engrosar la lista de personas cuya única razón de su existencia es que tiene que haber de todo en este mundo.

Bien sabes de tu poder, juegas con él como nadie, pero parece que hayas olvidado tu responsabilidad. Eres libre de opinar, como cualquiera; eres libre de provocar, como cualquiera; pero no eres libre de usar tu popularidad para acrecentar la crispación de un ambiente hostil en el que las redes sociales se han convertido en las cloacas del insulto y de las amenazas contra el pensamiento antagónico. Aburrido estoy de ver trozos de tu carta enmarcados y compartidos en los muros de quien a pie de foto llama hijos de puta, viejos de mierda y corruptos a aquellos votantes que tú has tildado públicamente de cobardes y dignos de vergüenza.

Ricardo Mejide, no te equivoques. Nadie ha alimentado a las alimañas mejor que tú, porque una cosa es estar a favor de los animales, y otra bien distinta es tratar a los votantes como estúpidas bestias de carga.

Atentamente, uno con criterio.

P.D.- Al gintónic invita la casa, que para eso has pedido el pepino con el tamaño a tu gusto.