¿Rajoy ha ganado las reelecciones? Sí, sin duda, y habiendo alcanzando unos estimables 137 escaños. ¿Son esos diputados suficientes para ser investido presidente del Gobierno? No, sin duda, y aún están lejos de los 176 necesarios.

Pero aún hay más. No sólo el reto para la delicada normalidad política de este país está en tener un presidente del Gobierno, casi siete meses después del fracaso institucional de las pasadas elecciones, sino en que éste consiga consolidar un gobierno mínimamente estable y sólido, en un parlamento atomizado y en un contexto más histérico que histórico en el mundo y con unas cifras de paro trágicas en España que continúan favoreciendo la explotación laboral y la contratación basura.

Tras el apretón de manos del presidente en funciones y el secretario general socialista, que en junio no se apretaron, Sánchez, con esa pose displicente de densidad cuasi cinematográfica con la que lo mismo dice «Café con leche» que «No es No», ha dicho ahora «No a día de hoy» -y he ahí la tímida novedad que aún hace correr ríos de tinta virtual-.

Por lo demás, Rajoy sigue incidiendo en que ha ganado electoralmente y Sánchez en que no ha ganado parlamentariamente. El Sí y el No, de uno y otro, pero menos, parece...

Por qué el PP sí quiere un «gobierno de concentración» y por qué el PSOE no. Es verdad que entre dos partidos que son el haz y el envés de la hoja de la alternancia democrática no es lógica una coalición de gobierno. Esa posibilidad se circunscribe sólo a situaciones tan desfavorables para el país que la harían comprensible como mal necesario incluso a los votantes irreconciliables de ambas formaciones. Aunque fue un contexto diferente, admite ciertas comparaciones con la España del «turnismo» Cánovas-Sagasta o la de 1918 con el corto gobierno de Maura.

Hoy, en todo caso, se denomina gobierno de concentración al protagonizado por los dos grandes partidos alemanes, los socialdemócratas del SPD y los democristianos de la CDU. Pero los votantes tribales o ideológicos puros preferirían la ceguera antes de ver nunca esa alianza contra natura en la España actual. Ni en una guerra mundial justificarían esa alianza temporal, aunque para muchos ciudadanos y analistas económicos ese contexto de crisis con necesidad de medidas urgentes y de estabilidad a la hora de aplicarlas se da desde 2008 en nuestro país.

De todas formas, el PSOE ya no es el partido de la alternancia (ya no es como el SPD alemán), obligado a compartir parte de su electorado natural con Podemos y casi empatadas ambas formaciones en votos, unos 5 millones aproximadamente cada una. El PP, en cambio, todavía se sale del tablero de las equidistancias con esos siete millones y pico que su posible fracturador en la concordancia electoral, Ciudadanos, no ha conseguido reducir, sino más bien al contrario. Lo que condiciona a ambos… A ver cuándo llega el día de mañana.