os quince diputados del PSOE que votaron no en la investidura a Mariano Rajoy han recibido una carta. Algunos eran más partidarios de meterles un paquete. Pero lo que les ha llegado es un sobre. La misiva va firmada por Luis Carlos Sahuquillo, un imperfecto desconocido, responsable de disciplina del Grupo Socialista en el Congreso. Que a alguien se le ocurra que ha de haber un responsable de disciplina ya indica el grado de confianza en la disciplina de los conmilitones que se tiene. En la carta se les dice muy solemnemente que habrán de enfrentarse a una multa de entre 200 y 600 euros. Sale igual de barato ir a ciento sesenta y que te pille un radar o la Guardia Civil, que pasarse por el forro de Rajoy las directrices de una gestora. No es mucho dinero. Sobre todo para quienes pueden meterse cuatro mil trompos o napos, vulgo euros, cada mes en el bolsillo. Dietas aparte.

A mí me amenazan con una multa de ese calibre y soy capaz de abstenerme en una votación para elegirme rey de la casa. El caso es que el tal Sahuquillo explica que hay una semana para realizar alegaciones... Barruntamos que algún cachondo tendente al escuetismo puede alegar: no es no. Otros tal vez entren en razones filosóficas o prácticas o de conciencia. Odón Elorza a lo que ha entrado es a Twitter a incendiar, a ponerse díscolo. Lo malo de algunos versos sueltos es que en realidad no han estado nunca en el poema. A Pedro Sánchez le quedan quince fieles de entre ochenta y cinco. La mayoría son del PSC, que el socialismo andaluz querría eliminar de unas posibles primarias o congreso federal para así disminuirle los apoyos. Pero todo esto importa poco. Aquí la gran pregunta es qué van a hacer con lo recaudado con las multas a los quince del sancherío, cantidad que oscilará entre los 3.000 y los 9.000 euros. Antaño en los equipos de fútbol cuando se ponía una sanción económica a un jugador (por llegar tarde a los entrenamientos, ser objeto de tonta expulsión en importante partido o cosas así) el dinero se empleaba en un almuerzo para toda la plantilla. No sabemos si los 85 iban a aguantar hasta los postres sin tirarse los platos a la cabeza. Con un catalán -por ejemplo- diciendo no es no al chuletón, quiero pescado, mientras el vasco afirma que de ninguna manera manzanilla, que mejor un txacolí.

Tal vez habría sido mejor para el PSOE dar libertad de voto. Habrían ganado de sobra los abstencionistas, no son tantos los que están dispuestos a correr el riesgo, por desobedecer, de tener que volver a trabajar porque no lo metan de nuevo en una lista electoral. Se habría dado menos sensación de fractura. Se habrían ahorrado las cartas, los sobres, los sellos y los cuartos al pregonero. No hubieran recaudado sin embargo como para un paellón o condumio, sardinada o almuercete. Tal vez lo empleen, como dicen los que ganan en la Lotería, en tapar agujeros. O en comprar poesía.