Susana Díaz ha perdido las primarias socialistas de forma clara y tiene un doble problema en su propio partido y en Andalucía. Es una derrota de la que le costará recomponerse. Sólo ha logrado ser la opción más votada en Andalucía, bueno también entre el puñado de militantes socialistas que andan por América. Un pobre bagaje para una aspirante que aspiraba a todo.

Los resultados de las primarias, que han contando con una elevada participación (153.374 votos emitidos, el 81,65% del censo) definen casi a la perfección qué es lo que desean los militantes socialistas, que no perdonan el asalto a Ferraz el 1 de octubre de 2016 que propició la salida de la secretaria general del partido de Pedro Sánchez por la puerta de atrás; no olvidan que fue una de las promotoras de que el partido se abstuviera para que gobernara el PP de Mariano Rajoy; y que el debate sobre el modelo de Estado es aún una asignatura pendiente de los socialistas, más cuando Sánchez ha arrasado en comunidades como Cataluña, País Vasco, Galicia, Baleares y, en menor medida, en Valencia.

Susana Díaz llevaba desde 2014 calculando, midiendo los tiempos para dar el salto a Madrid y liderar al PSOE. Hace tres años optó por dejar pasar el tren para subir en él a un desconocido diputado madrileño llamado Pedro Sánchez y presentarlo como candidato para medirse con Eduardo Madina, entoncés su rival y ahora su lugarteniente.

En aquellos tiempos Susana Díaz, que a penas llevaba unos meses al frente de la Junta de Andalucía tras la marcha de José Antonio Griñán en agosto de 2013, entendió que no era su momento, que aún no había ganado ninguna cita electoral y sin el barniz de las urnas le sería difícil exhibir un liderazgo como para dar un salto hacia la secretaria general del PSOE y la posterior candidatura a la presidencia del Gobierno.

Díaz conoce a la perfección las entrañas de la organización y sabe que para subir un peldaño antes debe tener bien asentado el anterior. En el argot político es lo que se denomina que "no te muevan la silla". Dejó pasar ese tren a la espera de una nueva oportunidad, que llegó cuando el PSOE que lideraba Pedro Sánchez cosechó los peores resultados del partido en su historia y la ingobernabilidad campaña a sus anchas por España.

La inesperada derrota de Susana Díaz en las primarias por más de ocho puntos de diferencia la deja en una situación incómoda, un escenario que ni los más pesimistas entre los suyos pensaron cuando Pedro Sánchez, indignado con la presentación de la candidatura de Patxi López, colonizó uno de los santuarios del PSOE andaluz como es Dos Hermanas y trazó sobre una pared su famoso Somos socialistas.

La presidenta andaluza y su reducido equipo cometieron el error de dar por muerto a Sánchez, que resucitó con cajas y cajas llenas de avales que se han traducido aún en más votos en las primarias. Un error de principiantes. En política, y más si son de los tuyos, es mejor no hacer rehenes.

El desconcierto se extendió entre la candidatura de la andaluza, que endureció su campaña y trató de combatir el único argumento sólido con el que Sánchez ha ganado las primarias: su famoso "No es no", o lo que es lo mismo, Susana Díaz, los barones y Felipe González fueron los que han permitido que Rajoy gobierne en España. Este simple mensaje ha sido suficiente para devolver al quijotesco Pedro Sánchez a la secretaria general del PSOE.

Al candidato de la chupa de cuero marrón y el puño en alto cantando La Internacional al final de cada roadshow le ha bastado inocular en la memoria de la militancia estos dos hitos, que le han lanzado hasta donde muy pocos creían y pese a registrar los peores registros del socialismo en las elecciones generales. Esto y el disfraz de ser el capitan araña de la militancia le ha bastado.

Llama también la atención lo poco que conoce Susana Díaz, los seis presidentes autonómicos y 36 secretarios generales que la avalaron a su militancia. ¿Desde cuándo no pisan una agrupación? ¿Desconocían el estado de ánimo de una militancia socialista alicaida por tanta guerra interna; por los sucesivos descalabros electorales; por el desconcierto ideológico de sus líderes; por cómo Pablo Iglesias y Podemos le habían robado el espacio, los votos y hasta el alma; y, sobre todo, los gritos silenciados de que no querían la abstención? ¿Lo conocían? Según el resultado de las primarias parace que no.

Con la derrota Susana Díaz y el todopoderoso PSOE andaluz estrena nuevos e incómodos tiempos. Esa situación empezará en Andalucía, donde tanto su socio de Gobierno, Ciudadanos, como el Partido Popular le esperan con la escopeta cargada. Tendrá que lidiar casi a diario con el fantasma de que sus propios militantes no la quieren para liderar el PSOE y con la sentencia del líder del PP, Juanma Moreno, de que para Susana Díaz "Andalucía es un plan B, su cuartel de invierno al que volver a palos si perdía las primarias".

Uno de los movimientos que dará la presidenta andaluza, según comentan fuentes del Gobierno andaluz, es acometer una renovación de sus consejeros para sustituir a los más inactivos o los que están ya quemados. El objetivo es relanzar la gestión y alejar la acusación de la oposición de parálisis en el Gobierno andaluz. Ahora más que nuca Susana Díaz no puede perder su bastión. Debe refugiarse y reorganizar sus tropas.

Luego le quedará afrontar el congreso regional, donde nadie duda de que volverá a presentarse, pero su solidez exhibida hasta ahora ya no será la misma y no podrá pasar factura a ese 30% largo de cargos públicos y militantes que han votado a favor de Pedro Sánchez, como el secretario general de PSOE de Granada.

En Málaga la victoria de Pedro Sánchez también tendrá sus consecuencias. La primera será la salida de Miguel Ángel Heredia de la dirección del grupo parlamentario, pues aún resuenan sus desafortunadas palabras en un acto de Juventudes Socialistas donde descalificó de forma gruesa a los miembros de la candidatura de Sánchez.

Está por ver qué pasara en el congreso provincial, pero desde la dirección regional piensan que también es hora de que deje la secretaria del partido en Málaga. A parte de la oposición de los pedristas que encabeza la vieja guardia del partido como Enrique Linde, Salvador Pendón, José María Ruiz Povedano, Rafael Fuentes, Juan Fraile..., mañana lunes ya se ha convocado una reunión en Fuengirola de los críticos con la actual dirección del partido para ir cogiendo medidas del traje que quieren hacerle a Heredia.

Tampoco hay que perder de vista el factor de los alcaldes de la Costa, que cada vez ganan más protagonismo y aún se desconoce qué posiciones tomarán en este nuevo escenario. Hace pocos días viajaron todos juntos a Marruecos durante varios días, y entre té y té da mucho para hablar.

Como guinda al desaguisado de la candidatura de Díaz, Málaga es la cuarta provincia de Andalucía que menos apoyo ha dado a la andaluza, por lo que la jefa, cuando vea los datos no estará muy contenta y habrá apuntado alguna que otra matrícula.

La segunda parte de esta historia está aún por escribir.