En los últimos años había una corriente en el mundo del deporte, baloncesto incluido, que tendía a minusvalorar la figura del entrenador. Las expresiones iban desde: «un mal necesario» hasta «estos jugadores son tan buenos que juegan mejor solos». El poder de algunas estructuras, sobre todo futbolísticas, que parecía que imponían alineaciones a sus subordinados, tampoco ha ayudado mucho a prestigiar la figura del entrenador. Una figura que ha pasado de ser muy respetada, de tener el aura del viejo profesor que enseña y forma a sus pupilos para sacarles el máximo rendimiento, a ser tratada como un mero alineador de jugadores que sólo tiene que tener actitudes de psicólogo - amigo de sus jugadores.

La irrupción de Pesic ha vuelto a colocar las cosas en su sitio y ha vuelto a dar mérito a la profesión de entrenador de cara a los aficionados. Pesic ha cambiado la cara de un equipo en 12 días. Al serbio no le han hecho falta ni dos semanas para convertir un grupo de buenos jugadores que perdía partidos en un grupo de ganadores. Conceptos simples, eliminando las sistemas más complicados, potenciar la creatividad de los jugadores y mucho trabajo en no mucho tiempo han dado la vuelta a una situación que parecía imposible. Y todo eso sin perder la cercanía al jugador ni perder la autoridad sobre el grupo. A sus 68 años, el hombre que llevó al Barcelona a un histórico triplete en 2003, lo ha vuelto a hacer y ha conseguido que una sección que llevaba años sumida en el caos levantara la Copa.

Este verano Unicaja tiene que tomar una decisión importante, elegir a su entrenador. Las opciones son claras, o sigue Joan Plaza o viene otro. Esta noche, el técnico catalán se convertirá en el más longevo en el banquillo cajista, 302 partidos, superando a Sergio Scariolo. La cifra tiene un mérito extraordinario en los tiempos que corren y habla bien del club, del entrenador y de los jugadores. Significa que se han hecho bien las cosas y que se han cumplido los objetivos pero esta efeméride no debe borrar las otras cosas que han pasado. Es bonito oír a coach Plaza decir: «Me gustaría seguir... Os juro que no estoy descentrado ni desubicado€ Si se plantea quiero que se haga bien€» y que el club se plantee la opción de renovar al técnico, pero la realidad es que si el entrenador sigue en su sitio es porque, y no descubro ningún secreto, en los dos últimos veranos ningún club de Euroliga ha querido pagar la cláusula de rescisión del entrenador. El entrenador quería irse y el club lo veía con buenos ojos, pero ninguno quería dar el paso y soltar los euros.

La importancia del cargo requiere una gran reflexión de todas las partes, aficionados incluidos. Si realmente hay bases para seguir con esta relación, si se han superado las desconfianzas mutuas de los últimos tiempos, si el mercado ofrece alternativas mejores, si los jugadores están o no en las mejores condiciones para rendir... No sé qué pasara, pero lo que si tengo claro es que este verano, sin cláusula de por medio, veremos la realidad de la relación. Plaza tendrá ofertas de otros clubes de Euroliga y el club tendrá otras opciones de mercado y ambos decidirán libremente si realmente se quieren... o no.