Málaga. Urbanismo frustra el principal proyecto del alcalde. En efecto, el caos en la Gerencia de Urbanismo, donde hay miles de expedientes o infracciones caducados, prescritos o sin abordar, y que tiene en vilo a promotores, arquitectos, técnicos, ciudadanos, etc. junto a su proverbial lentitud y falta de medios (y desidia a veces) ha hecho que las obras de peatonalización de la Alameda no puedan iniciarse en la fecha prevista. Ni quizás terminarse en vísperas de las elecciones municipales. Tal y como informaba ayer este periódico, la obra podrían iniciarse pero la lentitud ha hecho que parte de la consignación presupuestaria haya caducado, prescrito, haya pasado de plazo. El alcalde (y el ciudadano) se enfrenta pues a la posibilidad de que las elecciones se celebren con la Alameda levantada. No «to bonita» y sí, hecha una polvareda. Que se sumaría a la que ya hay a causa de las obras del metro en la avenida de Andalucía. Podría formarse así un bonito eje del medio hacer, eje de las obras de nunca acabar, eje de la chapuza. Ya puestos, el tal eje puede tener como icono el edificio de Correos, ahí erguido y pintarrajeado, abandonado como un novio feo un domingo por la tarde. Sin olvidarnos de Hacienda, la sede desalojada, tristona y enratizada. Y tal.

La Alameda es como la guinda, el salón, un espacio que va a quedar muy bien. Cuando quede. Cuando Urbanismo disponga. Supongo que De la Torre dará alguna que otra voz a sus responsables por ver si la cosa acelera. No es poco lo que se juega en las municipales, o sea, se juega la alcaldía, lo cual es obvio. Él sabe que, aún siendo el mejor candidato posible de su partido, sus trece concejales no están ni mucho menos asegurados, no conviene olvidar que durante una buena parte de la noche electoral la cosa se quedaba para el PP en doce. Y venía de tener dieciséis. La Alameda puede quedar estupenda no sólo por la peatonalización, también por la remodelación e inversiones que van a experimentar algunos edificios que la jalonan. En varios han invertido unos fondos para hacer negocio con ellos. Pero la obra se enlentece, se ralentiza. A un ritmo inversamente proporcional a los nervios que crecen en el equipo de gobierno. Que lo fía todo al efectismo de las obras. No hay más que ver la remodelación/crisis/cambios de área acometida: va a Derechos Sociales el edil más quemado y amortizado. Al que se castiga por supuestas deslealtades. Ese es el concepto que se tiene de los Derechos Sociales.