«Cuando me estalló la vida», dijo en un tremendo momento de su conferencia el economista Emilio Duró, en la última jornada del Congreso de Hoteleros españoles que se ha celebrado esta semana en Málaga. A mí me tocó presentarlo y, por muchas razones, no olvidarlo nunca...

EXCAVADORA HUMANA

En la votación que se estaba produciendo en el Congreso de los Diputados pensaba yo cuando, tras aparcar el coche, al entrar ayer de mañana al Palacio de Ferias y Congresos de Málaga, me encontré con una sonora pitada de sindicalistas de CCOO. Volví mentalmente del vibrante discurso de Rajoy diciendo adiós, a la certeza de que las negociaciones entre trabajadores y patronal de la hostelería en la Costa del Sol no terminan de alumbrar la estabilidad que requiere el turismo, «la industria de la Felicidad», prácticamente ya en temporada alta. La bienvenida oficial al congreso -me refiero ahora al de los hoteleros, no a la cámara baja del Parlamento- se produjo el miércoles en los jardines del Gran Hotel Miramar. Allí, tras la intervención del presidente de los hoteleros españoles, Juan Molas, y del responsable de los hoteleros malagueños, Luis Callejón, el alcalde de Málaga nos apabulló a todos con un discurso por cuya largueza y vehemencia parecía que para De la Torre eran las 10 de la mañana, no de la noche.

«LLEGA SÁNCHEZ»

Luego, el alcalde malagueño se fue «a trabajar por nosotros» a un encuentro internacional de compradores de maquinaria de la marca Caterpillar. Yo le imaginé, mientras se iba, como una excavadora humana subiendo las escaleras con la quinta marcha puesta. Un cantante del hotel, con voz negra y cálida, cantaba Stand by me en un escenario junto a la piscina. Un barco con las luces de navegación encendidas se iba mar adentro. Y a la mañana siguiente llegó Sánchez. La primera mesa de debate del congreso de hoteleros en Málaga trataba sobre el actual momento económico en nuestro país. Sus ponentes eran de peso, algo que ha caracterizado todo el congreso y que es fácilmente comprobable. En la mesa debatieron Joaquín Vizmanos, jefe de Economía de COPE; el reconocido periodista José Antonio Zarzalejos y el vicepresidente de la CEOE, Juan Pablo Lázaro. Cuando me tocó advertirles de que fueran terminando, Zarzalejos apostaba por que la cuarta moción de censura de la democracia española, la denominada moción exprés, no saldría adelante. Gané conmigo mismo esa apuesta cuando les dije que el titular del día siguiente sería la pregunta que Vizmanos le hizo a Zarzalejos, pero sin la interrogación: «Llega Sánchez». Y así ha sido, como hoy ya todo el mundo sabe.

¿TURISMOFOBIA?

Pedro Sánchez Fénix (de las aves Fénix de toda la vida) es el séptimo presidente de la democracia y el primero que lo es ganando una moción de censura. Pero yo no podía seguir el minuto a minuto del sismógrafo parlamentario porque debía atender a lo que iban aportando todos los participantes en el congreso hotelero. Por ejemplo, José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur, habló de turismofobia donde no parecía que nadie fuese a mentar esa bicha. Como la economía que crece, pero no para toda la población, hay ciudadanos que no sienten que el turismo sea bueno para ellos -incluso aunque lo sea-. Por eso el reto está, en destinos como el malagueño, en compatibilizar el éxito del turismo -innegable- con la preservación de la identidad y calidad de la vida local. Pero ahí colisiona el fenómeno de las viviendas de uso turístico que, entre otras cosas, tanto están afectando al precio del alquiler en determinadas zonas de la ciudad. Redondeando, actualmente hay en la provincia de Málaga unas 14.000 plazas hoteleras frente a unas 35.000 viviendas turísticas.

CAMBIO DE ÉPOCA

Las que se concentran en el centro pueden alimentar un peculiar fenómeno, que en tramos los turistas se crucen sólo con turistas. Y en parte por eso, como otro de los ponentes fue el mismísimo Director General de la Agencia Tributaria, Santiago Menéndez, supe del nuevo modelo de impreso 179 con el que obliga a declarar Hacienda a quienes alquilan con fines turísticos. Se trata de que eso que suena tan bonito de «economía colaborativa» lo sea, no un fraude mejor o peor encubierto ni un agravio comparativo con quienes poseen y/o gestionan en regla hoteles o alojamiento turísticos. El consejero de Turismo, Javier Fernández, también vino a decir algo fácil de entender y de apoyar. Comentó que sería un problema que, por ejemplo, un malagueño no se sintiese ciudadano de su tierra ante la saturación turística, pero es que lo que habría que conseguir es que un turista se sintiese un poco malagueño. Convendría tener claro, en todo caso, que el problema mayor sería que se hundiera el turismo. Respecto a lo que nos está pasando políticamente, no es sino la consecuencia de lo que ya pasaba. Y un aviso a navegantes de uno u otro lado de que todo apunta, en política y en todo, a que esto no es una época de cambio, sino un cambio de época... Porque hoy es sábado