El lenguaje sexista que margina al hombre

El debate sobre el lenguaje inclusivo, respetuoso y feminista ha cruzado nuestras fronteras. Se critica desde varios grupos de la izquierda el uso genérico del masculino gramatical, pues es considerado como sexista, y para contrarrestar dicho sexismo optan por nombrar dos veces a cada grupo, utilizando también la forma en femenino de la palabra. Aunque la RAE no cesa de debatir contra aquellas personas que intentan tomar el control de nuestro idioma, estos últimos parecen no entender que son los hombres los que salen perdiendo con el uso del masculino genérico. En español no tenemos ninguna forma de hacer referencia a un grupo compuesto solo por niños, dado que al decir ‘niños’, debido a que es el plural, se entiende la posible existencia de niñas en ese grupo , sin embargo cuando decimos ‘niñas’ todos entendemos que es un grupo compuesto solamente por mujeres, y en este sentido somos las mujeres las que tenemos un tratamiento especial al tener el privilegio de poder usar una palabra específica para nosotras solas, en la cual no se da cabida a la existencia de personas del sexo opuesto en dicho grupo.

Cristina Castro. Málaga

Hacerse millonario

Hay personas a las que les va bien en la vida y honradamente ganan dinero con facilidad (ser espabilados), los hay que les toca la lotería (tener suerte), otros reciben una gran herencia (venir de familia rica). Hasta ahí, nada que objetar pero los hay también que, estando oportunamente en el lugar adecuado y llevados de la avaricia mundana, se apropian de todo lo que no es suyo (ser un sinvergüenza).

Si se roba a una persona, solo te odiará una, pero si se roba a la sociedad, te pueden odiar 47 millones de ciudadanos y eso no tiene solución a no ser que se restituya todo lo ‘mangado’. Y yo me pregunto: Lo de querer ser millonario a toda costa ¿Para qué? Si el último traje no tiene bolsillos; no hay que olvidar que las tropelías rateras siempre van en contra de la ley humana y la otra, la divina. En fin mis queridos lectores: Hay que poner las miras bien altas /y no solo mirar al suelo /porque el remedio a nuestra faltas / no está en la tierra sino en el cielo.

Federico Barbero. Málaga