La realidad es obstinada y suele dar al traste con las buenas intenciones del columnista que, semana tras semana, se promete escribir un artículo optimista para la próxima. Pero hay ocasiones en las que una noticia luminosa propicia la ocasión de romper con la asentada trayectoria de viejo cascarrabias. Sin ir más lejos, en el último pleno municipal se presentaba una moción de apoyo al proyecto de barco fenicio que se desarrolla en Astilleros Nereo y una adhesión tácita a la continuidad de éstos; la cual fue aprobada por unanimidad. Un espaldarazo para un taller que preserva desde varias generaciones atrás la sabiduría tradicional de la carpintería de ribera y que lo hace en el corazón de un barrio tradicionalmente vinculado con la pesca artesanal. Nereo y la actividad que desempeña están reconocidos por el Catálogo del Patrimonio Histórico autonómico y el Plan Nacional de Patrimonio Industrial, así como por Icomos; en su recinto es posible cruzarse con expertos en arqueología púnica, grupos de escolares, artesanos de la madera venidos de todo el mundo, jabegotes veteranos o simples curiosos. Pero el sonido de la sierra nos recuerda que aquí se construyen barcos, por si la presencia de unas enormes cuadernas de roble no hubieran sido lo suficientemente elocuentes.

A pesar de todo ello, la amenaza de la retirada de la concesión por la Demarcación de Costas ha sido constante. Bienvenido sea pues el apoyo del Ayuntamiento de Málaga. Llega muy tarde, aunque -por fortuna- no demasiado tarde. Ojalá que Costas recoja el testigo y que en lo sucesivo la familia Sánchez-Guitard, titular del astillero, pueda dedicarse en exclusiva a lo que tan bien sabe hacer, en lugar de verse obligados a empeñar sus esfuerzos en una desigual lucha con la Administración. .