Loables deseos

¿Tiene los días contados el copago farmacéutico que ha venido castigando a nuestros mayores y tratándolo como díscolos usuario de la Seguridad Social? A juzgar por las declaraciones recientes de la ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, Carmen Montón, se puede pensar que está ya al doblar la esquina. Hay que admitir que la reforma sanitaria de 2012 nos colocó a los pensionistas, entre los que me cuento, con escasa por no decir misérrimos emolumentos, en la tesitura de satisfacer una parte del total del medicamento adquirido o eliminarlo con el consiguiente quebranto para la salud ya deteriorada por mor del paso y el peso implacable de los años. Con pensiones mínimas, tener que afrontar este gasto del que se estaba dispensado supuso un hándicap para pensiones exiguas que apenas llegaban para culminar el mes a trancas y barrancas. La ministra acaba de anunciar «la voluntad de recuperar todos y cada uno de los derechos arrebatados», impuestos por parte de un PP que ya es historia, por lo menos rigiendo los destinos de los españoles. «Su boca sea meía (medida)», que dice el vocabulario calé de alguien que intenta con buenas intenciones poner remedio a sus males enquistados y los lanza sin cortapisas a quien quiera oírlos. Afirma la ministra que no se trata de una eliminación del copago desde ya, sino que habrá que esperar algún tiempo, aunque deja por sentado que esta mejora en las economías más depauperadas como son las de los pensionistas se efectuará más temprano que tarde. Respiramos aliviados. Por esta cuestión candente y por sus intenciones de no dejar a nadie atrás en la asistencia sanitaria «de manera integral» como un postulado a cumplir en España más temprano que tarde. Hay razones para pensar que entra con buen pie el novísimo Gobierno, por lo menes en cuestiones que más preocupaciones entrañan en quienes cuenta con recursos poco menos que de menesterosos.

José Becerra. Ronda