Nos lo cuenta en un tuit el maestro José Carlos Capel, uno de los más notables expertos en gastronomías excelsas de la reciente historia de España: «Llevo más de 20 años asistiendo al capítulo anual de los Gastrónomos Pobres de San Pedro de Alcántara (Marbella) Un retablo de ficción y buen humor que preside Remedios Nieto. Una advertencia para los gastrónomos ricos. Acertada cena servida por el restaurante #Óleo (Malaga).»

Tuve el honor de compartir mesa y mantel con él y con otros buenos y doctos amigos en la noche del 31 de julio pasado, día dedicado a San Ignacio de Loyola. Después de un paréntesis de tres años, nuestros siempre portentosos anfitriones, Remedios Nieto y Juan del Río, decidieron volver a convocar a los miembros del ya augusto Club de los Gastrónomos Pobres de San Pedro de Alcántara. Era evidente que esta gentil y generosísima convocatoria había sido clamorosamente atendida por sus numerosos y fieles amigos.

Alguien me comentó que había 247 comensales en aquel hermoso jardín mediterráneo, muy cerca del mar, en tierras de Guadalmina, al oeste de Marbella. No lo pongo en duda. Sería sin duda por la potente magia bondadosa que ejercen Remedios y Juan y su admirable familia, (entre ellos el brillantísimo chef, el joven maestro Sergio del Río, sobrino de Remedios y Juan).

Fue una noche perfecta, entre los pinos de ese pequeño paraíso privado. Primos hermanos estos frondosos y majestuosos ejemplares de los de Santa Margarita, la antigua finca del príncipe Max de Hohenlohe, en la Marbella primigenia, la del Marbella Club. Un poco más allá de las vecinas termas romanas de Guadalmina Baja. Entre sus maravillas, se divisa, camino de la casa de los hospitalarios Remedios y Juan, iluminados por un sol que ya declina, los verdes prodigiosos del golf de Guadalmina, con tantas huellas del inolvidable don Ángel Fernández de Liencres, Marqués de Nájera y Donadío. El maestro, nunca ausente.

He consultado en la hemeroteca del ordenador. Parece que llevo dedicado cinco artículos - no sé si están bien escritos; eso sí, están muy sentidos - a estos gloriosos y ya venerables encuentros de los Gastrónomos Pobres de San Pedro. Dios mediante, con éste serían seis. Espero que la Santa Providencia aconseje a Remedios y a Juan, sus benévolos y siempre geniales artífices, nuevas y salutíferas versiones, siempre muy de agradecer.

En mi artículo dedicado al penúltimo encuentro del Muy Noble y Antiguo Club de los Gastrónomos Pobres de San Pedro, el que se celebró el 11 de agosto del 2015, escribí lo siguiente: «Fue la noche en la que todavía surcaban el firmamento las lágrimas de San Lorenzo, estrellas fugaces conocidas como las Perseidas, llegadas desde las lejanías de la constelación de Perseo. Fue la noche de la ‘Santa Chiara Favarone». Las mismas estrellas fugaces que regresarán dentro de unos días. Como todos regresaremos, Dios mediante, a aquel lugar mágico, que han hecho posible Remedios, Juan y su maravillosa familia.