Es lo mínimo, hombre. Hacía tiempo que unos partidos políticos no se volcaban tanto en pedir el voto para otros. La campaña andaluza, la de los cuatro partidos con representación, es la mejor campaña que podría haber soñado Vox. Un partido sin una cara reconocible más allá de Abascal u Ortega, siendo el centro de atención de un debate en el que ni siquiera está presente. Bien.

Francisco Serrano, un juez no mediático, un candidato con el que si te cruzas por la calle no te paras, un señor con un gusto espantoso para las bufandas, se ha convertido en el protagonista de la campaña sin ni siquiera nombrarle. Probablemente Susana, Juanma, Juan y Teresa no tengan ni idea de la cara que tiene Serrano. O sí. Pero esa es la cosa, que no lo sabemos.

Vox dará las gracias. Primero a Susana, por utilizar a Vox como arma arrojadiza entre Juan y Juanma. Y ahí los dos, como perros (no se enfade, Marín, no se enfade), mordiendo el mismo filete para tenerlos entretenidos. Qué larga es Susana.

Lo de Teresa es otra historia. No sé qué dicen las encuestas, pero mis microsondeos me muestran que varios votantes del populismo de izquierdas viran hacia el populismo de derechas. Total, que este domingo si Vox saca un parlamentario andaluz ya será un éxito para ellos, pero que no nos extrañe si nos encontramos con cuatro de Vox sentados en San Telmo. Y no pasará nada. O sí. Pero uno no confía ya ni en su sombra. No son lejanas las decepciones de partidos que prometían cambiar el sistema desde dentro y luego se acomodaron con el calorcito del sillón. Lo mismo Vox es la llave de unas próximas elecciones en primavera€ Sea lo que sea, tienen que estar agradecidos a los cuatro magníficos.