Clase de tauromaquia

¡Ole, ole y ole! No me gustan los toros ¡ea! Pero, con toreros como el maestro Cantera, da gusto ir a las Corridas: ¡Qué Verónicas! ¡Qué Chicuelinas! ¡Qué Molinetes! ¡Qué maestría, Dios mío! Al bobino le está pasando como a los romanos cuando mataban cristianos en el foro: que por cada uno que asesinaban, se levantaban diez. Por cada cabezazo, diez incrédulos se convertían. Por cada cornada del animal, los corazones del tendido ardían de fervor místico. ¡Ole, Cantera, qué duende, ahí es na! El astado tiene mucha presencia, pero es un traidor, sigue los dictados de su ganadero y se asocia con los enemigos del tendido. El empresario trata de poner nervioso a Cantera llamándole: Falangista, ultraconservador y otras sandeces."El bicho aprieta los dientes, agacha el morro, escarba en la hierba y arremete. Cantera está solo en la arena, quieto, citando al morlaco, templando y al envestir el cornúpeta, Cantera le hace una Manoletina y la bestia pasa levantando la testuz y le da una cornada al cielo ¡Ole, Cantera, viva tu mare!

Venancio Rodríguez Sanz. Málaga