No la habrán visto abriendo ningún informativo, ni desde luego en la portada de este o cualquier otro periódico, pero esta semana hemos conocido una noticia que genera un debate que va más allá de la ciencia. De las matemáticas, concretamente. Una cuenta de Twitter, Fermat's Library, nos retorcía el cerebro el pasado lunes afirmando, sosteniéndose en cálculos matemáticos, que una pizza familiar tendría mayor tamaño que dos medianas. Utilizando unas dimensiones estándar de ambas y aplicando la operación necesaria para calcular el área de una superficie, esto es, el número pi (me van a perdonar pero no encuentro el caracter en el teclado) multiplicado por el radio de la circunferencia dividido entre dos, resulta que el área de una pizza familiar es mayor que el de dos medianas. Desde la distancia que cada día, incluso ya en el colegio cuando iba descubriendo curso tras curso que los números ni me iban a dar de comer ni me iban a sacar de un aprieto serio, me va separando más y más del álgebra, la física y la química, esta formulación alimentaria, este episteme del comer, me parece errado, digan lo que digan los números. O digan lo que digan algunos de ustedes, a los que seguramente les parecerá una irresponsabilidad, una osadía e incluso una falta de respeto dedicar un espacio de opinión a las cosas del comé con todo lo que ha pasado esta semana, con lo del nuevo gobierno en Andalucía y tal. Me parece bastante más interesante y pragmático hablar del reparto de porciones que del reparto de escaños, las cosas como son. Y aquí no hay matemáticas que valgan. Dos son más que uno, con el añadido de que ese uno es solo nuestro, solo para nosotros. Que impere el sentido común. Huyan de esas voces que sugieren compartir varias familiares (pizzas) y que aventuran situaciones incómodas, como las de quedar ante sus amistades como un miserable por comerse esos bordes de la pizza que algunos desprecian de forma igualmente miserable y que no dejan de ser pan. Pan. «A mí una porción no, que es muy grande, córtame un cuadradito» ¡Un cuadradito extraido de un círculo! Y por no hablar del farragoso terreno negociador en el que hay que moverse para la elección de ingredientes. Todo esto no les sucederá con una mediana. Nunca. La mediana es suya y de nadie más. Sean egoistas por una vez y dejen de lado ecuaciones matemáticas de las que, habrán podido comprobar, hemos despejado la variable de una pizza pequeña. Egoísta, sí, y gordo también. No me toquen las porciones.