En la esfera teatral transita una máxima que dice: «Adónde no llega un maestro llega un títere», esto es, el artista de teatro de marionetas se mueve con mayor agilidad, con apasionada aventura y generosidad, puesto que es más errante y sutil.

Perspicacia, talento e ingenio son las cualidades que perfilan la figura creadora de Ángel Calvente, quien junto a Carmen Ledesma - sempiterna compañera y numen de su deambular vital y profesional- crearon hace 30 años la compañía El Espejo Negro; consorcio proyectado hacia las artes escénicas con un marchamo propio, innovador y exclusivo, el cual se ha conformado en un modelo singular dentro del mágico orbe de las marionetas para adultos, siendo uno de los grupos españoles de mayor prestigio.

La naturaleza agitadora de sus representaciones, con textos punzantes en los cuales el sarcasmo y la ironía se establecen como ejes incisivos de la trama de sus libretos, junto a una puesta en escena con una técnica disciplinada y exacta -elegante al tiempo que inconformista- han llevado a El Espejo Negro a realizar giras por programaciones y festivales de Europa, Asia y América, con más de 3.000 espectáculos realizados. Numerosos premios y reconocimientos, nacionales e internacionales, refrendan la espectacular labor clarividente de esta compañía de teatro malagueña en estas tres décadas de continuo crecimiento de creatividad interpretativa.

Recuerdo con total nitidez la presentación de El Espejo Negro (1989) en un local con tintes alternativos en la zona de calle Faro, cuando la mayoría de la redacción del añorado diario La Gaceta de Málaga os acompañó en esa primera noche de estreno. Gracias Ángel y Carmen por dejarnos mirar al otro lado del espejo desde la libertad de vuestra obra. Tres décadas, tres, y no ha sido un espejismo. Felicidades.