El PP estaba acostumbrado a resistirlo todo, corrupción, financiación ilegal, más corrupción, recortes en educación y sanidad, reformas laborales, impuesto al sol, ley mordaza, papeles de Bárcenas y amnistía fiscal, la aparición de otro partido de derechas, rotura de discos duros y pruebas, todo eso ocurría sin que perdiera apenas votantes o representación parlamentaria. En Andalucía, sin ir más lejos, no hace mucho y con otro partido más de derechas (valga la ambigüedad) en el tablero político consiguió incluso arrebatar por fin el gobierno al partido socialista. Y ahora tendrán que tirar de ese éxito, porque todo lo que no perdieron en estos años y asuntos lo han perdido de golpe con Pablo Casado como candidato. Que es el gran perdedor del pasado domingo, para eso no hace falta debate.

Tampoco hay discusión en que el gran ganador de las elecciones fue Pedro Sánchez, ese presidente usurpador que decían que nadie había votado ahora cuenta con más de siete millones de votos, tres millones más que los que le acusaban de eso, de no ser elegido o digno representante. No sé si a los que tanto pedían elecciones les salen hoy las cuentas, pero todo hace pensar que mejor hubiera sido esperar un poco y pensar mejor la estrategia. Bueno, excepto Ciudadanos, que a ellos siempre les viene bien lo que hacen, porque si no ocurre una cosa de pronto ocurre la contraria y arreglado. Es lo que tiene la flexibilidad moral, uno nunca miente ni sufre, simplemente se olvida y cambia el discurso.

En cuanto a UP siguen poder lo que quieren y pierden nada menos que 20 escaños y aunque tilden el resultado de suficiente para sus objetivos no deja de ser un batacazo. Algo más que Vox podrán hacer, eso seguro, que se quedan con tan sólo 24 escaños para defender la unión de España contra todos.