Si tuviera 75 años sería el recambio ideal de Pablo Casado. Pero ya tiene 76, así que tendrá que centrarse en Málaga. Aunque Joe Biden, lo recordaba ayer Ignacio Martínez en la Ser, tiene un mes más que él y aspira a presidir Estados Unidos. Mejor no dar ideas. De la Torre es incombustible aunque todos sabemos qué combustible gasta: le encanta lo que hace.

- Oiga, que al del PSOE también le encanta y no gana.

Unos 37.000 votantes de ventaja sacó el PSOE al PP en la ciudad de Málaga en las europeas. O sea, 37.000 personas con dos papeletas distintas, diferenciando mucho. Un voto al socialismo, la moderación, que así hacen aparecer a Pedro Sánchez todos a fuer de locatis y extremistas, y el otro a De la Torre que es un hombre transversal, tan transversal que un día se vuelve oblongo y nos da un disgusto. A De la Torre le das la mano y ya notas que es transversal, dispensa un trato transversal, se acuerda transversalmente de tu nombre y tus circunstancias y hasta sabe poner ese gesto de que le interesa mucho lo que le estás contando. Cuentan que su retentiva es proverbial cuando en realidad a lo mejor lo que pasa es que escucha transversalmente. Bueno, que escucha más que otros, tampoco vamos a exagerar, que lo de escuchar, escuchar, tratándose de un político es raro.

De la Torre. Que hasta cosecha piropos de Carmena. Y digo yo que a Carmena podría ofrecerle algo en Málaga. Un puesto transversal ¿Cuántos votos le granjeó el hecho de que ella dijera que lo votaría y lo dijera en La Sexta?

En cualquier caso, la pelota está en el tejado de Ciudadanos, que tiene tantos tejados que a lo mejor por eso los llaman veletas. También tienen muchas pelotas. Las pelotas de decir, como Rivera, que han ganado, que estas elecciones son un triunfo. Tocan pelo en sitios importantes pero en general no adelantan al PP. El sorpaso no llega ni diciéndolo en italiano. Valls ha pasado de regir los destinos de Francia a exigir un semáforo en la Vía Laietana. En la oposición. Un concejal de la oposición se mide en el número de semáforos que consigue. Si logra que el equipo de gobierno atienda sus peticiones y coloca tres en cada distrito, se puede dar por satisfecho. Tenga en cuenta que si la ciudad en cuestión, pongamos por caso, cuenta con diez distritos, son treinta semáforos.

Los semáforos es que son muy importantes, figúrese si no existieran, qué caos. Lo malo es la tendencia a ponerlos en ámbar, que es como le dicen ahora al naranja. Y no estamos hablando de Ciudadanos. En Armengual de la Mota hay uno. Un semáforo, no un ciudadano, que siempre está en ámbar y hay continuos sustos y atropellos y cualquier día van a matar a un peatón, que se va a quedar despanzurrado y vendrán los lamentos. El semáforo parece de Ciudadanos, ora izquierda, ora derecha, ora verde pero poco y luego rojo pero menos. Vas a cruzar y te parece que estás atravesando la selva con un puñado de rinocerontes corriendo hacia ti, que vaya usted a saber si hay rinocerontes en la selva, que a lo mejor son de sabana.

Y consultando con la sábana, que no con la sabana estará Juan Cassá. A ver qué hace. Aunque bueno, con algo de displicencia no exenta de revenimiento ha dicho que será Madrid quién decida si apoya o no a De la Torre y cómo y de qué manera se mantiene el órdago de que no pactará con quien lleva imputados en su lista. Cassá podría haber modulado el mensaje de otra forma, es decir, podría haber mareado un poco la perdiz un par de días, pero el subtexto de sus declaraciones son un poco en plan, a mí dejadme que Madrid decide. Digo yo: Málaga vota, Albert Rivera decide. Pues vaya.

Mientras, Eduardo Zorrilla (es una pena que IU esté ya colonizada por Podemos) hace un llamamiento a que las fuerzas del cambio se unan, ya sea con ellos dando solo un primer apoyo externo a la investidura de Daniel Pérez (PSOE) y dejando que gobierne Cs y los socialistas o a la inversa: un gobierno IU-PSOE cuya investidura la facilite Ciudadanos sin entrar luego si no quiere en el Gobierno.

Si a De la Torre le aprietan con lo de Francisco Pomares, que así se llama el hombre con apuros judiciales, el regidor transversal no tendrá problemas en eliminarlo. Formalmente, que De la Torre no deja tirados a los suyos. Bueno, salvo que sean suyos pero no suyos-suyos, que sean de los que practican una suyez sui géneris o un delfinismo o bendodez. A Francisco Pomares se le hace dimitir escenificando que se va él por propia iniciativa y luego cuando se pase el temporal, en vaso de agua, se le recoloca en cualquier sitio. Esperemos que no en Urbanismo.