Todo el mundo sabe que el cangrejo camina hacia atrás. El cangrejo avanza lentamente hacia la retaguardia. En lugar de ir hacia el frente, se mueve en dirección opuesta. Y eso nos pasa a los humanos con algunas concepciones, actitudes y comportamientos. En lugar de progresar, en lugar de ir hacia delante, vamos hacia atrás. La marcha del cangrejo. En nuestro caso es más problemático este sentido de la marcha ya que tenemos los ojos delante. El cangrejo puede ver lo que tiene al lado y detrás.

Resulta especialmente estúpido este comportamiento de desandar lo que habíamos avanzado en la buena dirección. No todas las conquistas que realizamos en el orden moral se mantienen en el tiempo porque sí. Algunas veces se retrocede, se avanza hacia atrás. No todos los cambios son mejoras. No todas las mejoras conquistadas son definitivas. Se puede perder lo que habíamos conquistado con tanto dolor y tanto esfuerzo. Voy a referirme a dos hechos, uno del norte y otro del sur de la península, en los que se manifiesta de forma meridiana ese retroceso moral.

Con estas líneas quiero denunciar los planteamientos de VOX, partido ultraderechista español recientemente configurado, respecto a los logros conquistados en la lucha contra el androcentrismo. Desde el año 2003 han tenido lugar en España 1.000 muertes de mujeres a manos de sus parejas. Más de las que causó ETA en toda su historia. A VOX le repele todo lo relacionado con la violencia de género, contra esa violencia que se ejerce contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres.

Y, claro, quienes pactan con VOX, sufren imposiciones que obligan a caminar hacia atrás. En Andalucía, comunidad en la que vivo, por ejemplo, para que VOX retirara la enmienda a la totalidad que había presentado a los presupuestos, el Partido Popular y Ciudadanos, han tenido que pactar algunas concesiones indeseables. Digo yo que las considerarán concesiones indeseables. Porque más grave sería que estuvieran de acuerdo de partida. Una de ellas ha sido que, en lugar de hablar de violencia de género, se tenga que hablar de ahora en adelante de violencia intrafamiliar.

Y yo no digo que no haya otro tipo de violencia diferente a la de género en las familias, pero esta denominación que impone la ultraderecha, es una forma de diluir la importancia de la violencia de género.

Me ha molestado especialmente escuchar al vicepresidente de la Junta de Andalucía Juan Marín, de Ciudadanos, decir que se trata de una simple denominación, una cuestión de palabras. Vamos, de algo que no tiene importancia. Pues no. Esa justificación es, a mi juicio, una postura ridícula y pueril que a nadie va a engañar. O, lo que sería peor, de una postura cínica e hipócrita que le resta importancia a un asunto de gravedad.

Las palabras son importantes porque contienen concepciones e ideas. Manifiestan actitudes y conducen a comportamientos. Todos sabemos lo que plantea VOX sobre la violencia de género. Y la aceptación de esta denominación es una claudicación en toda regla.

En la alianza con VOX que se ha producido en mi comunidad y, posteriormente, en varios municipios y autonomías del país, me repugna más la postura de Ciudadanos que la del PP. El PP negocia abiertamente con VOX. Así lo dice y así lo hace. Me parece un postura indecente, pero no la ocultan, no la camuflan. Ciudadanos se retira de la foto. «Nosotros no negociamos con VOX, negocia el PP». Pero, caramba, ustedes negocian con el PP que ha negociado con VOX. Y ahí está el tripartito de derechas gobernando mi comunidad autónoma. ¿A quién pretende engañar Ciudadanos? Ciudadanos se ha coinvertido en un prestidigitador que pretende hacer ver que no negociado después de haberlo hecho. El truco es muy burdo. No cuela. Es como si, al ponerse una venda en los ojos, dejase de existir la realidad que está delante.

Estamos yendo hacia atrás como el cangrejo. Mi querida amiga Amparo Tomé me envía una información más que inquietante. SKOLAE, programa pionero de coeducación en Navarra y en el Estado, está en peligro. Diez personas, entre redactoras del programa, tutoras o responsables, han sido llamadas a declarar el pasado 14 de junio ante el Tribunal Superior de Navarra. Una auténtica caza de brujas.

SKOLAE inspira el trabajo de los centros y comunidades educativas de Navarra para facilitar a todo el alumnado la posibilidad de aprender a vivir en igualdad (puede consultarse su página web).

Es un proceso que se asienta en el conocimiento, la libertad y la capacidad de decidir sobre el futuro sin condicionantes de género, aprendiendo a identificar las desigualdades, a luchar contra ellas y a ejercer el derecho a la igualdad en el ámbito de cada cultura, religión, clase social situación funcional, identidad y orientación sexual.

Desde el programa se aprende:

- a saber mirar y a saber entender la realidad en la que vivimos

- a ejercer la crítica y la responsabilidad ante la discriminación

- a desarrollar la autonomía y la independencia personal

- a saber y querer aportar para la construcción social en igualdad y respeto

- a vivir la sexualidad y el buen trato, lejos de la violencia machista

Puedo comprender muy bien lo que pasa con estas denuncias porque yo mismo participé (junto con Ana Freixas, Enma García, Juan Ramón Jiménez y José Luis Sánchez) en la redacción de un texto titulado La coeducación, un compromiso social. Documento marco para Andalucía. No me extrañaría que esos mismos u otros censores, nos denunciasen por parecidos motivos. Venga, a la hoguera.

Hace ya muchos años (exactamente en 1984) que escribí Coeducar en la escuela. Por una enseñanza no sexista y liberadora (Editorial Zero-Zyx, ya desaparecida). Treinta y cinco años después, no solo no se ha implantado esta exigencia en el sistema educativo sino que nos encontramos en un momento en el que se presenta una denuncia contra las autoras y tutoras de un programa de coeducación imprescindible, admirable y contrastado. ¿Cómo no sorprenderse e indignarse ante este retroceso?

No es difícil descubrir qué fuerzas, qué ideas, qué personas se encuentran detrás de estas denuncias. No es difícil identificar el sectarismo, el integrismo y la involución. Me repugna que, por ocupar espacios de poder, haya quien pacte con esas personas, dando pábulo de esa forma a que enturbien la limpieza democrática y a que se convierta en inútil todo el esfuerzo realizado para salir de la barbarie.

Quizás haya una actitud peor. La actitud de la indiferencia, la cobardía y el silencio. He hablado de dos hechos clamorosos que acaban de suceder en dos partes de la geografía española. Dos hechos inquietantes que suponen un retroceso respecto a logros que se habían ido consiguiendo con el sacrificio de muchas personas justas y sensibles. No podemos mirar para otro lado, no podemos cruzarnos de brazos. En una sociedad democrática es inadmisible practicar el deporte que consiste en encogerse de hombros y mirar hacia otra parte. Hay que avanzar hacia delante, en la buena dirección. En la dirección de la dignidad, de la justicia y del reconocimiento y la práctica de la igualdad.