Es eso lo que somos la mayoría, componentes de la línea de coros, A chorus line. Cuando conseguimos ser los protagonistas en algún momento de nuestras vidas, protagonistas de esos que nunca brillarían sin los curritos detrás y la orquesta tocando todos a una, aprendemos a valorar a quienes están detrás y se nos quita el complejo de volver a estarlo nosotros, de ser eso que llaman españolitos de a pie. Pero metáforas sociales al margen, y sin entrar en que la elección de la primera obra que ha elegido Antonio para inaugurar en Málaga su Teatro del Soho sea económicamente la más acertada o no en nuestros días, se me han puesto los pelos de punta cuando han sonado los primeros compases del musical que cambió los escenarios de Broadway y cuando he visto la ilusión reflejada en los magníficos actores escogidos para el elenco de Banderas...Hakuna matata

Está siendo éste un verano cargado de noticias. La política no se ha ido de vacaciones y está resultando agotador levantarse cada mañana a ver qué lindeza se dedican Sánchez e Iglesias con los medios de por medio, en vez de hablarlo de verdad entre ellos. Consuela que se cuele entre esos titulares un vídeo con Antonio Banderas presentando a sus actores y calentando el ambiente para el estreno de A Chorus Line. Con una camiseta blanca y una chaquetilla vaquera, Antonio mira a la cámara y te vende su obra mejor que toda la parafernalia que está promocionando este fin de semana en cines el estreno de la versión no animada de El Rey León. Cuando te mira y sonríe, Banderas es el significado malaguita de la expresión Hakuna Matata. Y más que Simba, ya con la llegada de la madurez como otra bandera de Banderas, la estrella malagueña es Timón y Pumba y el león Picasso, tres en uno.

Cásting

También consuela ver por unos segundos las pruebas a cámara de los bailarines, que se cimbrean como juncos del Guadalhorce, aunque muchos hayan nacido bien lejos de La Farola; ver sus rostros encarnando personajes inolvidables del histórico musical y de aquella oscarizada película del mismo título que dirigió Richard Attenborough en los años 80. La película tenía en el reparto a Michael Douglas, precisamente en el papel de coreógrafo jefe que aquí hará Banderas como actor principal y que, en cierto modo, ya está encarnando como peculiar empresario teatral. Consuela ver la alegría en la cara del espectacular Arturo Díez Boscovich, director musical del proyecto, mirando a los actores junto a Antonio. Dos malagueños tras la batuta que son también espectáculo ante el espectador. Y tres, porque en el cásting también se puede ver, junto a otros elegidos, al actor todoterreno Pablo Pujol. El musical que dejó al mundo sin aliento, anunciaban en Argentina A chorus line este mismo año, cuando la última versión pasó por sus escenarios. Ojalá...

Minusvalía moral

Otros coristas, gente del conjunto, ciudadanía de base, que no premios nobel ni famosos sudados de supervivientes, son protagonistas, sin embargo, de noticias aparentemente pequeñas esta semana que, sin embargo, encierran asuntos de primer orden. Sin salirnos de La Opinión de ayer, la policía detenía a cinco personas por «contratar» a un gorrilla para que robara coches. O mejor, para que reventara la luna de una de las ventanillas de vehículos de discapacitados y les sustrajera la tarjeta que permite el aparcamiento en los espacios reservados. El personajillo en cuestión, comerciante españolito perteneciente a la línea del coro más desafinado, se hizo con varias tarjetas por este método para él y miembros de su clan. Dos coristas merecen aquí un plano corto: el gorrilla, o mejor, el hecho de hayamos inventado ese palabro para normalizar la locura de que personas en circunstancias sociales y humanas penosas te cobren un euro por «ayudarte» a aparcar tu coche. Y las personas que (robadas o prestadas por algún familiar con discapacidad) se aprovechan de la necesaria discriminación positiva para quienes necesitan la reserva mínima de esos espacios en su propio beneficio, riéndose así de la discapacidad y del solidario consenso ciudadano que sí acepta y respeta los espacios establecidos.

Juntos con la Junta

Otra noticia de ayer es la extraña entente cordial en algunos asuntos de la ciudad de las tres instituciones andaluzas habitualmente encabronadas en Málaga: Ayuntamiento, Diputación y, sobre todo, la Junta. Y no resulta fácil, incluso aunque en las tres instituciones aniden ahora más gaviotas que crezcan las rosas. Porque está la tendencia a ir por libre de De la Torre (quizá por ser del PP y no ser hombre de partido, todo junto). Pero en asuntos menos difíciles que el Metro o los restos de la Málaga musulmana de la Alameda y otros, las tres se apoyan en el más facilito de celebrar la gala de los Goya en Málaga el año que viene. Aún resulta raro acostumbrarse a semejante piña. Para quien lo quiera creer, yo aún a veces creo que cuando se menciona la palabra Junta sigue gobernando Manuel Chaves... porque hoy es sábado.