Un último intento. Un poco de cordura. Ir a elecciones es peor. No podemos estar más tiempo sin Gobierno. Falta madurez en los políticos que deben decidir. Y falta inteligencia para poner la gobernabilidad por encima de partidos e intereses personales. En esta que es mi tierra cuando alguien, por difícil que sea, quiere algo ya sabe que o se aprieta los machos o lo ponen morando a Écija. Hay más puntos de coincidencia que diferencias entre el PSOE y Unidas Podemos. Pero los dos están, eso parece, enrocados en posiciones inalterables. Los dos tendrán que ceder porque con un encoñamiento político nada se consigue; todo lo más, que la derecha con Vox sume. Con unas nuevas elecciones se va a peor y por delante habría hasta seis meses sin Gobierno. Los ciudadanos no lo entenderían. Este bloqueo no conduce a nada. El PSOE ganador de las pasadas elecciones, con resultados que doblan al segundo, tiene la obligación de hacer todo lo posible para gobernar. La 'tercera vía' apuntada por Pedro Sánchez está sobre la mesa y podría ser el ancla para tener gobierno, aunque Unidas Podemos no está por la labor. Quiere estar en el Consejo de Ministros olvidando que ya rechazaron esta posibilidad. Error, tremendo error se dice en la izquierda y en una parte de la dirigencia de UP. Andalucía, por ejemplo, no quiere gobierno de coalición como tampoco los ecologistas, ni Izquierda Unida. Me temo, a la vista de las manifestaciones de Pablo Iglesias que apretarse los machos no servirá para nada; le va a él su propia subsistencia política.

Las 370 propuestas es el camino pero Unidas Podemos quiere tocar pelo, gobernar, estar en el meollo del gobierno, poder dictar leyes y poder estar en la transformación de la sociedad. Y puede que sea legítima su postura pero, a su vez, tiene que ceder y, sobre todo, entender que no puede haber dos gobiernos en uno. Sentido común, realidad. Llegar a lo nuevo pero con nuevos ropajes, tirando a la basura los viejos métodos. Volvemos, sin embargo, al punto de partida de julio pasado: Hay que definir el marco de la negociación: acuerdo de coalición o de programa. Este es el dilema, lo demás vendría por añadidura.

Brexit, Cataluña y reforma laboral son donde más discrepancias se detectan entre socialistas y Unidas Podemos. Y la forma de gobierno, claro. Si en Italia se han puesto de acuerdo dos fuerzas que eran históricamente antagonistas, ¿por qué no en España? Resulta difícil entender, al menos para mí, qué está pasando ¿A qué se juega? ¿Quién o quienes está jugando con el pueblo? Si hay elecciones, cosa probable, lo pagarán en las urnas.

Se ha preguntado alguien qué le pasa a Albert Rivera, cómo se ha convertido en un pequeño dictador, imponiendo su ley al partido que nació para regenerar la política en España. Siguen las huidas en Ciudadanos, algunas de mucho calado, con personas de tanto prestigio, talento y solvencia profesional que dejan a Rivera a la altura de una zapatilla. Y seguirán los abandonos porque Rivera ha entrado en la grave pendiente de los descalabros que le pueden acercar a lo que le pasó al UPDM de Rosa Díez, a la desaparición. Rivera sigue instalado en el «no es no» al PSOE mientras que apuntala la corrupción del PP en comunidades como la de Madrid. Cuando el talento huye de un partido está llamado a la nada. Es el camino de Rivera.

Es cierto que le queda Madrid donde Ciudadanos puede recuperar el pedigrí con el que nació y poner en un brete a la presidenta Ayuso. Si Aguado da por hecho que estará Cs en la comisión que investigará a Aval Madrid y, por tanto, a Díaz Ayuso puede que le sirva para lavar el pecado original de haber apoyado a corruptos, corruptelas; mangoneo y mamandurrias de quienes, a tenor por lo dicho por Ayuso, fueros sus maestras y su ejemplo, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes, las dos investigadas por haber dopado elecciones con dinero que llegaba a las arcas del PP madrileño mediante chantaje a empresarios conocidos y por conocer. Aquí tiene tajo Albert Rivera y donde apretarse los machos para evitar la inevitable sangría en que se ve envuelto su partido. ¿Quién será el siguiente que tome las de Villadiego? Hace meses Rivera soñaba con conquistar Versalles pero hoy está en la inutilidad. Me confesó un destacado dirigente del equipo de Rivera la diferencia de estar en el poder, con mando en plaza de haber apoyado y entrado en gobierno con los socialistas, a estar lamiéndose, ahora, las heridas.