Málaga va a tener un planetario. Lo aprobó el viernes la Junta de Gobierno Local. La Junta de Gobierno Local manda mucho y si así lo ha ordenado, así será. Yo le pediría a la tal Junta de Gobierno Local que aumentara el número de estrellas y el azul del cielo, que la entrada al planetario tuviera un precio especial para niños y que fuera un planetario en el que, lejos de salir melancólicos y abrumados por la grandeza del cielo y el universo y la galaxia y nuestra ridiculez y transitoriedad en el mundo, saliéramos optimistas sobre nuestro destino como individuos y especie.

Para contribuir a ese optimismo, sin duda, hay que colocar un ambigú a la salida, o dentro, del tal planetario. Siempre alegran unas palomitas, un gin tonic, un refresco o una de rusa (sin maíz). Pero que sea más barato que en los cines, por favor, que hay que firmar una hipoteca para comprar un Coca Cola y cuatro chucherías. Incluso en los peores momentos un bar alegra mucho. Los bares de los cementerios suelen presentar gran animación. Las penas son grandes, pero con un bocata de lomo mucha gente sigue experimentando dolor por la ausencia pero al menos con la ausencia de hambre se puede ir tirando. A casa o a otro entierro. Los bares de los tanatorios no cierran porque la muerte no descansa y porque en algunas ciudades son el refugio de los irredentos juerguistas a los que a las tres o cuatro de la mañana le chapan los garitos.

A Málaga le faltaba un planetario, donde se ha visto una ciudad que no mire las estrellas. Pero más falta le hace un auditorio. Ya, ya, no es incompatible. Ahora que el terreno se cede u oferta hace falta que alguien quiera ponerlo en marcha o tal vez sea el propio Consistorio el que lo realice. Me imagino un auditorio abovedado de techo retráctil dotado de una lupa gigantesca sobre la cabeza del espectador, para un mejor ver los asteroides. También puede haber, hay en los que yo he visto, proyecciones. Las ciudades que miran al cielo se miran menos el ombligo.

El planetario estará cerca del campamento Benítez y tendrá aforo para 322 personas. El Ayuntamiento prevé que acudan 100.000 personas al año, lo cual significa que si no cierra ningún día, tendría que haber 273,9 espectadores por jornada. Si cada uno se lleva en sueños el amor por una estrella son 273,9 estrellas raptadas amatoria y mentalmente cada día, sin duda, nada pernicioso para el universo, dotado de millones y millones de estrellas, que vaya usted a saber si son promiscuas.

Iré al planetario, lo cual es ya un compromiso firme por mi parte con la veracidad de las promesas de la Junta de Gobierno. Y me prendaré de una estrella, aunque lo mío es gozar del sol, estrella donde las haya, que ahí la tenemos. Cada día al despertar. Radiante. Y menos mal.