Hoy, empresarialmente, vivimos en un mundo prácticamente globalizado. No podemos pensar que aisladamente seremos capaces de llevar a término un proyecto de interés general y que responda a las necesidades sociales. Por eso, es necesario aunar esfuerzos para aspirar a lograr los objetivos que las organizaciones nos marcamos.

Las Cámaras, como corporaciones de derecho público, tienen asignada la misión de representación, promoción y defensa del interés económico general, además de ser órganos consultivos y de asesoramiento de las administraciones públicas, identificando las necesidades de las empresas y proponiendo medidas para su mejora competitiva.

Esto implica que, en lo más profundo del ADN de las Cámaras de Comercio, está impreso el gen de la vocación de prestación de servicio. De servicio a las empresas y a la sociedad en su conjunto.

De ahí, que, precisamente, el fundamento y la función de esta relación esté en mantener la más estrecha colaboración posible, concibiéndose como interlocutoras para facilitar la conexión y el mutuo conocimiento entre los responsables públicos y empresariales en aras de trabajar en la misma dirección.

No quiero olvidar, que la situación de las Cámaras es difícil todavía. La reciente aprobación en el Parlamento andaluz de la Ley de Cámaras de Comercio de Andalucía, nos abre en nuestra Comunidad nuevas oportunidades, un nuevo horizonte de trabajo que conllevará una doble tarea: por un lado, consolidar las instituciones camerales y, por otro, volcarnos en ser verdaderos instrumentos eficaces y modernos en la prestación de servicios.

Hemos de destacar que esta Ley andaluza viene a reforzar el papel como prestadoras de servicios público-administrativos a las empresas, con criterios de utilidad pública y de vocación de servicio, fortaleciendo sus funciones y ampliando los servicios, sobre todo, a las pymes.

Esto nos lleva a un punto en el que debemos mirar a nuestro alrededor y entender que para alcanzar los mejores resultados económicos y sociales, hemos de establecer lazos de colaboración entre administraciones, instituciones, asociaciones y entidades implicadas.

Me permito destacar como ejemplo, dado mi convencimiento de lo acertado al adoptar un sistema de colaboración, coordinación y unidad de acción de la Cámara con la Confederación de Empresarios de Málaga, conformando una unidad empresarial con fuerza, que ha sido un verdadero exponente de funcionamiento y de empeño conjunto en interés de las empresas malagueñas.

Por ello, ante un panorama económico incierto y que parece abocado a una desaceleración a nivel internacional, nuestras actuaciones han de estar a la altura de las diversas y acuciantes necesidades que padece la provincia de Málaga y muchos de sus sectores productivos.

Aunque también es necesario recuperar la capacidad inversora desde las administraciones públicas. Venimos insistiendo en lo imprescindible de consolidar y mantener el vigor y el impulso económico para que nuestra provincia siga siendo moto creadora de riqueza, empleo y bienestar.

Como decía antes, al aunar esfuerzos, los mejores resultados se producen a través de la colaboración con las administraciones públicas, destacando, en el caso de la Cámara de Málaga, los proyectos y programas llevados a cabo con muchos ayuntamientos de nuestra provincia.

Resaltan, dentro de este ánimo colaborativo, los importantes convenios que se vienen firmando por parte de la Cámara de Málaga con distintos ayuntamientos de nuestra provincia para la realización de programas destinados al comercio minorista, de promoción turística, o incluso a la construcción de viveros de empresas.

Gracias a este tipo de apoyos conjuntos, se han podido realizar numerosas actividades en diferentes localidades malagueñas, enmarcadas en el Plan Integral de Apoyo al Comercio Minorista de España, en favor del pequeño comercio permitiendo dar un importante empuje y dinamización a los Centros Comerciales Abiertos a través de actuaciones centradas en impulsar la imagen comercial e, incluso, el comercio electrónico.

Igualmente, se han podido ofrecer ayudas a la modernización comercial en Zonas de Gran Afluencia Turística, a través de fondos FEDER, destinadas a la revitalización comercial de áreas con una elevada concentración de actividades comerciales minoristas o de equipamientos comerciales, especialmente mercados tradicionales, mejorando el atractivo turístico, la innovación y la mejora del entorno, siempre, como digo, con la colaboración de los ayuntamientos y asociaciones de comerciantes.

No me olvido de aquellos convenios de colaboración suscritos con diversos ayuntamientos de nuestra provincia y la Fundación INCYDE que, con objeto de mejorar la gestión empresarial, han tenido como objetivo la construcción y puesta en marcha de viveros de empresas. Proyectos, cada uno de ellos, de gran relevancia para estos municipios, siendo un gran apoyo para los emprendedores, para su formación y para su consolidación.

Quiero aprovechar para transmitir un mensaje a nuestras empresas, especialmente a las pymes, para que vean en la Cámara a un aliado en este sentido. Queremos que esta labor vaya a más, e incidiremos para llevar las mejores ayudas posibles, junto a los ayuntamientos de nuestra provincia y otras administraciones, a estos sectores empresariales locales.

En síntesis, quiero dejar constancia de la importancia de las Cámaras, de su implicación en el desarrollo de nuestros municipios a través de su cooperación con los ayuntamientos y con otras administraciones públicas, para hacer de nuestras empresas un tejido más competitivo y fuerte, desarrollando cuantas iniciativas sean eficaces para conseguir la adaptación, especialmente de nuestras pymes, a los nuevos retos e impulsar su potencial para crear riqueza, empleo y bienestar para todos.