No sé si aún es verdad que hay una Andalucía de la Alhambra y las alcazabas y otra de las catedrales; ni si entre las andalucías cristianas hay una barroca y otra renacentista, como la de Úbeda. No sé, pero quizá sea verdad que hay una romana que es diferente de la fenicia, o una litoral y otra de interior, y una rural más una urbana, una oriental y otra occidental, una del carnaval y otra cofrade, una de la Feria de Sevilla y otra de la de Málaga, una... Andalucía hay, una.

Que no sé. Lo que sí parece claro es que cada vez que salen los resultados del barómetro político andaluz, la suma sociológica de todas esas presuntas diferencias producen unos efectos únicos que, no pocas veces, coinciden luego con lo que todas las manos, hecha una con los blanquiverdes dedos del resultado final, meten en las urnas en las elecciones autonómicas. Al actual barómetro andaluz antes lo llamábamos EGOPA, un estudio que sacaba a la luz el CAPDEA (Centro de Análisis y Documentación Política y Electoral de Andalucía), de la Universidad de Granada. Un sondeo que al principio salía con cierta periodicidad, y luego sospechosamente tardaba en salir cuando se presumía un declive electoral (en fin, lo más o menos previsible y siempre menos aparatoso que lo que ha terminado haciendo Tezanos con la credibilidad del CIS).

El 'nuevo' Estudio de Opinión Pública de Andalucía del llamado Centro de Estudios Andaluces -tanto da- ha publicado lo sondeado en diciembre. Cuenta a qué partidos votaríamos si votásemos ahora. Lo que más se ha destacado ha sido la subida de Vox, la bajada de Cs y la mayoría que daría la suma de los partidos que ahora posibilitan el gobierno. Revisando el barómetro me ha interesado más algo más.

Sin entrar en la credibilidad que cada uno le otorgue ya a cualquier sondeo que afecte a lo político, sea porque le guste o no lo que dilucide el estudio o porque el gobierno del que dependa el organismo oficial que lo hace sea uno u otro en el momento en que el sondeo se haga, claramente el principal problema para los 2.627 andaluces entrevistados es el paro. Se sube a algo más del 30% de los que han respondido en el acumulado final, sumando el paro como tal, con la situación económica, con el paro juvenil, con la precariedad y el tipo de contrato. No muy diferente del barómetro de julio. Y suben al 61% quienes creen que lo primero que el Gobierno andaluz debe proponerse es la generación de empleo.

Tampoco es especialmente reseñable la valoración de los líderes políticos, ni esa cierta revalorización de quien ahora es el presidente y la cierta bajada de la que dejó de serlo. Una inversión relativamente lógica por la inversión de los focos mediáticos en uno y otra, tras el cambio de gobierno. Un cambio que, tras casi cuatro décadas sin que ocurriese, esta vez sí ha conllevado un cambio de partido en San Telmo.

Lo que resulta curioso es que son más los andaluces que creen que la Sanidad y la Educación, los dos pilares, están bien, que los que no. Lo demás será ruido, entonces...