A un mes del confinamiento más estricto que hayan visto nuestras generaciones, todos los indicadores nos ofrecen datos de haber doblado el pico de la terrible curva de miedo, dolor y muertes, a pesar de su resistencia al descenso.

Ahora vemos luz al final del túnel, a sabiendas de que otro túnel nos espera, cada empresa, cada sector, cada persona trabajadora, cada empresa, tiene el suyo, por el que circulamos y en el que nadie se puede quedar atrapado.

A las medidas del Gobierno le podemos poner muchos reparos, muchas críticas pero a diferencia de la última crisis, este Gobierno en política social no quiere dejar a nadie atrás, sacar al conjunto de la sociedad del túnel de la crisis sanitaria, de la crisis social, cuando otra parte de la misma, ya está entrando en el siguiente túnel, de la tremenda crisis económica que se nos avecina.

Hace apenas unos meses nadie podría imaginarse que la principal actividad económica de nuestra provincia, aquella que representaba el 82% del PIB provincial, el turismo, iba a sufrir un parón en seco al 100%. Si el descenso del desempleo el pasado julio rozaba las 134.000 personas, el pasado marzo alcanzó las 183.720 personas, un espantoso cóctel entre incremento de paro estacional y coronavirus, que ha hecho crecer el desempleo un 36,8%, y aún quedan los datos de abril, que no los van a mejorar.

Todos los años la población trabajadora malagueña de carácter estacional supera las 20.000 personas, pero este año, el parón del turismo va a dejar un aumento del desempleo estructural por unos años que en el peor de los escenarios posibles superarán las 35.000 personas, en el mejor no será inferior a las 20.000 personas antes descritas, y es que el turismo no son sólo hoteles, sino agencias de viajes, centros comerciales, de ocio, transportes, museos, guías turísticos, restaurantes, y un sinfín de empresas que sufrirán una recuperación en 'L'.

Mientras, muchas personas, tras el período de alarma, verán finalizadas sus prestaciones por desempleo, agotadas sus ayudas sociales, y estaremos expuestos a un aumento de la pobreza extrema que sólo una renta de supervivencia puede paliar. Por eso ahora cobra más fuerza aún si cabe, la propuesta sindical que el anterior gobierno de la nación del PP guardó en un cajón 21 veces, avalada por más de 700.000 personas, una renta básica que obtuvo los votos en contra de Cs y PP, y que ante la profunda crisis social que se nos avecina, esperemos cambien su voto hoy.

Las medidas de apoyo a las personas trabajadoras y en desempleo hoy no tienen precedentes comparativos alguno, tampoco las medidas que se han de tomar para impulsar las empresas y la economía. La reactivación de nuestro tejido productivo en 'V', sólo es posible con una fuerte inversión pública. Lo contrario, dejar que las empresas se recuperen por sí mismas, lleva tiempo que esta sociedad no se puede permitir.

El futuro pacto de estado debe dar respuesta inmediata al déficit público, al incremento de la deuda, del gasto público, una nueva fiscalidad, fijar un modelo de estado respecto al refuerzo de los servicios públicos sanitarios, residencias de mayores y dependencia, pensiones, educación, prestaciones sociales, en suma situar los servicios públicos como garantía constitucional de los derechos sociales.

Desde CCOO siempre hemos dicho que nuestro país tiene margen para incrementar los ingresos y reforzar los servicios públicos que hoy demandamos. Se vuelve a poner de manifiesto que España es el país que menos ha incrementado su gasto público, por el Covid-19, del conjunto de los países de la UE: sólo un 0,7% de su PIB, junto con Italia que le ha supuesto un 0,9% del suyo. Otros países con menos contagiados y con menos fallecimientos, han incrementado el gasto un 4,4%, 2,1% o 1,6% Alemania, Países Bajos o Dinamarca respectivamente. Estos gobiernos se han empleado a fondo, entre otras razones porque han contado a su lado con una oposición política leal y respetuosa con sus acciones de gobierno. Todo lo contrario de lo que estamos viviendo en España.

La oposición política en nuestro país ni escucha a quienes estuvieron en sus gobiernos como el señor De Guindos, ni escucha al FMI y ni a la OCDE. Cuestionan la aplicación de la Constitución Española al no aceptar el mando único, derivado del art.116, discutiendo y poniendo en duda las decisiones adoptadas, incluso les ha molestado la lectura del art.128 esa que somete al interés general, toda la riqueza del país.

Este país necesita de un gran pacto social y económico, y para ello sabemos que quienes se sienten en la mesa no serán quienes vayan a firmar el acuerdo final. Por eso y en este momento, el miedo electoral y la estrategia de partido vuelven a liderar las posiciones, porque en el fondo, en estos momentos, se está conformando el germen del futuro Gobierno de la nación.

*Cubillo es secretario general de Comisiones Obreras en Málaga