Opinión | El Palique

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Pablo Casado y José María Aznar, este jueves en la convención del PP

Pablo Casado y José María Aznar, este jueves en la convención del PP / EFE

Es como si te montas una fiesta y pudiéndote llevar a un buen colega o a una novia, te llevas al profesor más severo. Casado ha organizado una convención itinerante y ha llevado a Aznar para que le dé lecciones en público. Casado quiere establecer una línea, hilo, de continuidad entre Aznar y él que salte, obvie a Rajoy. Curioso. El mismo día y casi a la misma hora, Rajoy y Felipe González participaban en un coloquito mano a mano. O sea, Rajoy quiere establecer una línea de continuidad, un hilo, entre ex presidentes. De González a él. Obviando a Aznar. De obviado a obviado y tiro porque me toca. A Casado le toca un tiempo de buenas encuestas y Aznar ya lo ve en La Moncloa, sitio donde también se ve en un futuro Díaz Ayuso, que más que líneas de continuidad, establece líneas de combate. Ahora contra su propio partido. Un ángulo de esto es que se ha dejado, un poco, de hablar de que habrá elecciones en Andalucía, cuestión que iba camino de convertirse en la profecía autocumplida.

Se espera con expectación, que a veces es una redundancia, cuál será el próximo invitado de relumbrón a las fiestas que por toda España está montando el PP, que han de desembocar, ya, hoy, mañana, en Valencia, en esa traca final de la gira evangelizadora del casadismo. Los fieles al joven líder aznarista no ganan para maletas y viajes. Son viajeros fatigables. Los expresidentes de Gobierno parecen sincronizarse para acabar sus periódicas hivernaciones y así, José Luis Rodríguez Zapatero también anda en danza, dando entrevistas para promocionar su libro sobre Borges o para reivindicar su legado. Así son los hombres de ahora: les da tiempo a ser presidentes del Gobierno, a desaparecer, a reivindicar su legado y todo sin haber llegado ni a la antesala de la ancianianidad. Son la voz de la experiencia sin achaques. Pero a veces pierden el hilo.