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Ambiente en el Real de la Feria de Sevilla.Eduardo Briones - Europa Press

La calle a tragos

Cristóbal G. Montilla

Antígenos, rebujitos y capirotes

A estas alturas del hastío de la pandemia y de la huida hacia adelante, nadie quiere ponerle puertas al campo. Ni siquiera esas autoridades que deberían seguir dando cierto ejemplo

A día de hoy, una de las escasas verdades que arroja la cambiante realidad la seguimos encontrando en el inicio de aquel romance anónimo que ha retumbado en nuestras cabezas desde que íbamos a la escuela: «Que por mayo, era por mayo, cuando hace la calor». Todo lo demás es relativo si buscamos más allá de la postal incontestable que -bajo el sol- viene abarrotando las playas, las ferias, los patios, las cruces, las romerías o cualquier otro contexto en el que sentirse a salvo en el epicentro de una aglomeración. Las ganas de sacudirnos la pandemia han adelantado la explosión del turismo un par de meses y esa normalización que ‘gripaliza’ el coronavirus se ha convertido en un trance tan impronunciable como inabarcable. A estas alturas del hastío y de la huida hacia adelante, nadie quiere ponerle puertas al campo. Ni siquiera esas autoridades que deberían seguir dando cierto ejemplo.

De repente, las tasas de incidencia ya no tienen el valor de hace unos meses. Quizás porque en este indicador solo aparecen registrados los contagios en los grupos de riesgo, en personas mayores de 60 años principalmente. Y se da por hecho que tales datos, que no son baladíes, solo muestran la punta del iceberg atendiendo a los nuevos hechos cuantificables: la subida de la venta de test de antígenos en las farmacias. La cosa va ahora de antígenos, rebujito y capirotes. No de olas. Aunque la séptima sea ya una evidencia. Lo descubrí el otro día mientras veía el informativo de Antena 3 almorzando y escuché: «El ‘covid capirote’ y el ‘covid rebujito’ no han tenido el efecto... Estad todos tranquilos».

Al levantar la cabeza del plato vi que el señor que hablaba era el consejero de Salud de la Junta andaluza, Jesús Aguirre, y hacía una broma con un virus que sigue matando a las personas. La sorpresa fue menor en cuanto recordé que se trataba del autor de ‘Los culillos de la vacuna’. El mismo que ahora tiene trabajo extra como número 1 de la lista del PP por Córdoba en las elecciones andaluzas...

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