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LAS CRONICAS DE DON FLORENTINO

Juan Carlos Padilla Estrada

Jerarquía de derechos

Este es un método que debería entrenarse desde el colegio. Se trata de un sistema de supeditación de derechos, vigente en algunas sociedades avanzadas, pero frágil en su aplicación en cuanto entran en consideración intereses varios.

Creo que es de utilidad para mil y un asuntos cotidianos de una sociedad compleja como la nuestra. Y podría dar algunos ejemplos: Cuando se celebran fiestas, por ejemplo, en Alicante, debería plantearse qué derecho prevalece, entre el de divertirse y el de descansar y trabajar. Quizá eso nos llevaría a replantear las fiestas que bloquean una ciudad durante una semana y obligan a muchos vecinos a trasnochar cuando han de madrugar para trabajar, derecho prevalente ante el de la diversión. Y quizá esto implicara habilitar un recinto algo alejado de la ciudad para conciliar los dos derechos, como hacen en muchos otros lugares, por ejemplo, Sevilla o Albacete.

Recientemente hemos vivido en España un caso paradigmático. Un individuo que disparó contra varios de sus excompañeros y que luego fue abatido por la policía ─quedando en situación de tetraplejía─ solicitó ejercer su derecho a una muerte digna antes de ser juzgado. Las víctimas de este sujeto levantaron la voz para exigir un juicio que dilucidara las responsabilidades del caso.

Finalmente le fue concedida la eutanasia y el individuo ha fallecido antes de aclarar cuál es su culpa desde el punto de vista judicial, lo que es lo mismo, desde el punto de vista de las indemnizaciones y responsabilidades. Volvemos a la jerarquía de derechos: ¿cuál ha de prevalecer en este caso?

Parece evidente que si las cosas se hubieran hecho bien se debería haber juzgado con rapidez el caso, aclaradas las responsabilidades y posteriormente atender el derecho del responsable a una muerte digna.

En este, como en otros casos, tomar decisiones teniendo en consideración una ordenación de los derechos de todos nos supondría una ventaja evolutiva como sociedad.

Les invito a que hagan la prueba en otros aspectos de la vida, verán como ordenando los derechos jerárquicamente obtienen resultados que no siempre son a los que estamos acostumbrados.

¿O creen ustedes que estarían escritos los carteles de nuestra tierra en un lenguaje que muchos no entendemos si prevaleciera el derecho de usar la lengua oficial y en la que hemos sido todos educados?

¿O que los vecinos del centro de muchas ciudades estarían hasta las tantas de la madrugada despiertos todos los fines de semana?

¿O que los propietarios de algunas viviendas tendrían que esperar desesperados a que la justicia desaloje de sus viviendas a los okupas, mientras ellos siguen pagando puntualmente la electricidad, el agua, el gas y los impuestos?

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