La Libreta del Duque de Chantada

El virginiano

Guy es uno de los líderes del Joventut que llega este domingo al Carpena después de caer en las semifinales de la EuroCup

Mel Otero

Mel Otero

En 1962 se estrenaba esta serie en la NBC, basada en la novela del mismo nombre escrita por Owen Wister en 1902. El Virginiano fue el primer western televisivo con una duración de 75 minutos, sin contar los anuncios, cuando todas las series como la mítica Bonanza duraban sólo 60. Antes y después de ser una serie fue una película. El cine se fijó en la historia de este hombre sin nombre, pero con apodo en múltiples ocasiones, (1914, 1923, 1929, 1946, 2000 y hasta 2014) aunque la más recordada por todos fue la de 1929. Gary Cooper protagonizó aquella película que está considerada como uno de los mejores westerns de la historia del cine. Esa película la llevó al baloncesto Andrés Montes. El genial escolta de los Utah Jazz de Stockton y Malone de los 90, Jeff Hornacek, recibió ese apodo «El virginiano» del genial periodista por su tiro preciso y por su templanza en los momentos decisivos.

Hornacek nació en Illinois, estudió en Iowa, jugó en Arizona, Pensilvania y Utah, además entrenó en New York y ahora en Texas, pero en España su nombre, aunque seguramente el no lo sepa, siempre estará hermanado al estado de Virginia. Un estado donde tampoco nació nuestro protagonista de hoy, que lo hizo en Indiana, pero donde si pasó a la historia del baloncesto.

Kyle Guy lideró a la Universidad de Virginia al número 1 del país en 2018. Después de 31 victorias y sólo 2 derrotas perdían en primera ronda ante la desconocida Universidad Maryland Baltimore County. La historia americana de «La Cenicienta» se cebaba con Guy, que caía derrotado por 74 a 54. La primera vez en la historia de la NCAA que el último clasificado del ranking elimina al primero. Un duro golpe que le lanzó contra las cuerdas.

Seis semanas después publicaba una carta. Guy hablaba de ansiedad por estar a la altura de las expectativas durante toda la temporada, de salud mental, y también de las amenazas de muerte que recibió en las redes sociales. En ese momento levantó la mano y pidió ayuda. Este hijo del Corn Belt (el cinturón del maíz) de Indiana había tocado fondo, pero quería resurgir. La ayuda profesional y de su familia fue decisiva. Su padre y su tío sirvieron en la Guerra de Irak. Su tío también había practicado el atletismo a alto nivel en la Universidad de DePaul y su bisabuelo forma parte del salón de la fama del fútbol americano y baloncesto de la escuela secundaria de Indiana. Como recoge Álvaro Paricio en un maravilloso artículo en ACB.com, Guy se sintió morir a pesar del apoyo de una familia que sabía lo que era vivir con la presión. «Cuando sonó la bocina final… me rompí. Me rompí y la presión me llegó. Siendo capaz de hablarlo con mi familia… a mis compañeros nunca se lo dije, aunque se lo imaginaban. Solía pasar la noche en casa de algunos de ellos por qué no quería estar sólo en mi apartamento. Me ayudaban. Intenté estar cerca de la gente que me importaba y pude superarlo».

Amy Morin y su charla «El secreto para volverse mentalmente fuerte» fue una de las que más le ayudó. «Tú debes ser un maestro de la mente y saber negociar la presión, la ansiedad, los miedos, el éxito y el resto de las situaciones. Cuando las conoces, es cuando las puedes dominar». Y vaya si las dominó. Virginia volvía a ser numero 1 de la NCAA en 2019. En semifinales ante Auburn «no iba a admitir una nueva derrota» decía Guy. Anotó 1 triple y forzó una falta en un triple en los segundos finales. Uno tras otro entraron los tres tiros libres para colocar a su equipo sobre la bocina en la final con una victoria por un punto, 63 a 62. La redención completa llegaría 388 días después de la dolorosa derrota ante UMBC, ganando la final de la NCAA ante Texas y siendo nombrado MVP de la final. Hoy preside la Kyle Guy Fundación con el lema «Be the change you want to see in the world» (Sé el cambio que quieres ver en el mundo) para ayudar a la gente que pasó por su situación.

Guy es uno de los líderes del Joventut que llega este domingo al Carpena después de caer en las semifinales de la EuroCup y por lo tanto despedirse del sueño de la Euroliga la próxima temporada. Ser cabeza de serie en la ACB es uno de los pocos retos que le quedan al equipo catalán antes de los play off y eso pasa por ganar en Málaga. Si el equipo de Ibon Navarro vence, la lucha por el cuarto puesto de la liga quedará en un duelo entre malagueños y tinerfeños como preludio de un duro cruce de cuartos de final. Suerte.

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