TRIBUNA

Al PP le ha tocado el Gordo de Navidad

Feijóo durante su intervención en la manfiestación de este domingo en Madrid.

Feijóo durante su intervención en la manfiestación de este domingo en Madrid. / EP

Juan de Dios Mellado

Juan de Dios Mellado

A Alberto Nuñez Feijóo (PP), si es que dura más de un telediario, le ha tocado el Gordo de la Navidad con la previsible investidura de Pedro Sánchez (PSOE) como presidente del futuro Gobierno social y progresista, tal y como tiene dicho. Feijóo y sus adláteres más sensatos, serenos y con visión de futuro están de enhorabuena porque ya ven en el horizonte llegar a La Moncloa. Se le abre al PP la posibilidad de separarse de Vox en estos años, recoger sus votos y diseñar estrategias para firmar acuerdos con dos partidos que militan en la derecha como son el PNV y Junts. El acercamiento a vascos y catalanes está ya en la agenda de los estrategas populares, una vez que Junts tiene por delante la renuncia vía artículo 92 de la Constitución del referéndum separatista. Estos estrategas saben que Feijóo para llegar a ser presidente del Gobierno tendrá que hacer una oposición distinta a la que hasta ahora ha sido su norte, presionado por Isabel Díaz Ayuso, José María Aznar y quienes desde FAES le dicen, día sí y día no, lo que tiene que hacer. Estos mismos estrategas ya le tienen dicho que debe romper las cadenas que le atan a una derecha dura, cercana a planteamientos fascistas y franquistas. Feijóo sabe que sólo llegará a gobernar España si se abre a dialogar, negociar y diseñar un proyecto de conjunto con el PNV y Junts.

Al puteado Perro Sánchez le tocará bailar con un gobierno más que complicado y tiene cuatro años por delante para acentuar su política social y progresista, nada fácil como sabemos, sobre todo cuando en la platea de la política se enseñorean personajes tan nefastos como Carles Puigdemont. Pero a lo que iba: a Sánchez, el felón, traidor, ilegítimo, mentiroso, dictador y especialista en romper y humillar España, que está en el camino de destrozar y hacer desaparecer al más que centenario PSOE, le toca evitar que la derecha le dé la vuelta a la tortilla, dentro de cuatro años. Feijóo, que bajó de Galicia, se cargó a Pablo Casado y apareció en aquel entonces como moderado de la derecha, no tendrá más remedio que quitarse la caspa de quienes pretenden arroparlo o empujarlo a situaciones extremas, las propias en las que se mueve Vox como pez en el agua. Véase el cerco a las sedes del PSOE, con acreditados nazis y fascistas. España necesita una oposición civilizada, centrada, moderada y serena, capaz de favorecer la convivencia, sin insultos y amenazas; que sea capaz de detener la violencia y que se inflamen las calles. Feijóo, tiene la palabra. Él sabe que es la única forma para llegar al poder y sólo le cabe romper las cadenas que le unen a la ultraderecha y dejar de tener como cabecera a quien vive en el rencor y el odio, don José María Aznar.

Es cierto, y lo tiene demostrado muy a pesar de algunos históricos del PSOE, que Pedro Sánchez tiene sangre de horchata, con capacidad de resistencia y suficiente resiliencia como para aguantar carros y carretas y, sobre todo, con ideas claras para diseñar estrategias que permiten hablar de una nueva España, con capacidad para abrirse al diálogo, buscar y potenciar la convivencia, en Cataluña y fuera y hacer de la amnistía un instrumento político, con capacidad para que miles de funcionarios de la sociedad catalana vivan sin la espada de Damocles de sanciones, multas y hasta cárcel.

Digo, pues, que el PP puede tener cuatro años por delante, o quizás menos, si sabe analizar este nuevo tiempo político que le acerque al poder. Para ello, el PP deberá proceder a un giro de 180 grados. De seguir en la política de la provocación, del insulto, de manejar noticias falsas y dejarse mecer por la ultraderecha mediática y por quienes, dentro del PP, se mueven en tesis cercanas al fascismo, con señaladas (os) dirigentes al frente, poco tendrá que hacer. Debe ser crítico y marcar distancia con Vox y no olvidar que tiene una fuerza, nada despreciable sino todo lo contrario de 137 diputados en el Congreso y mayoría absoluta en el Senado. O Feijóo hace bueno para lo que fue llamado a Madrid, a serenar las turbulentas aguas del PP desde un centro derecha moderado y dialogante o ya puede tomar las de Villadiego porque entre los populares se tiene conciencia de que no duraría lo que un caramelo a la puerta de una escuela tercermundista. Y si no hay cambio, Feijóo seguirá siendo un outsider de la política con meteduras de pata de enorme calibre como traer a colación que Sánchez es un «golpista» como si fuera el Tejero que asaltó el Congreso el 23F de 1981.

En resumen:

1.- Vox no debe ser la muleta que le lleve a La Moncloa. Está a la baja y en esta legislatura sólo le queda la calle, el alboroto, la mentira , el odio y la provocación. Los tres puntos que analistas prestigiosos dicen que Vox se dejaría en unas próximas elecciones podrían dar al PP hasta los 164 diputados.

2.- Acercarse, por el contrario, al PNV y a Junts. Tiene Feijóo la oportunidad de tender puentes; al fin y al cabo se mueven en una derecha política que facilitaría este acercamiento.

3.- Hacer oposición dura y razonable que, de momento, parece improbable porque las hadas madrinas no están por la labor.

4.- Tiene la oportunidad, única también, de proponer, desde la oposición, políticas de Estado, sin dejarse llevar por el pico y la pala, propia de algún cercano (a) dirigente popular.

Suscríbete para seguir leyendo