La libreta del duque de Chantada

Las lecciones de «El club de los poetas muertos»

Ibon Navarro, dando instrucciones durante el partido ante el Barça.

Ibon Navarro, dando instrucciones durante el partido ante el Barça. / Álex Zea

Mel Otero

Mel Otero

El 10 de octubre de 1987, el Caja de Ronda vencía al Granollers por 87 – 88 e iniciaba la peor racha de derrotas de un equipo en la Liga ACB. Se encadenaron 24 derrotas en liga regular entre la A1 y la A2 y se comenzaba el play off de descenso perdiendo los 2 primeros partidos ante un TDK Manresa que había ganado 15 partidos ese año. Y ahí se produjo el milagro. El equipo comandado por Adrian Branch, Gary Plummer y Rafa Vecina encadenó 3 triunfos consecutivos, ganando 110-112 en el último partido en Manresa, y salvaba la categoría. Hoy Unicaja presume de su mejor racha de victorias de la historia, con 12 después de caricaturizar a un perdido Barcelona.

Un año después todo cambió, y de la mano de Fede Ramiro, Joe Arlauckas, Ricky Brown y Rafa Vecina el equipo se colaba en los play off por el título. Ese mismo año se estrenaba en los cines una de las mejores películas de la historia, ‘El club de los poetas muertos’. El profesor John Keating, interpretado por Robin Williams, llega a la elitista y conservadora escuela Welton como un ciclón para tratar de cambiar las reglas y provocar a sus alumnos para que pensaran libremente. 30 años después, aquella película nos deja muchas lecciones que anoche y este ultimo año hemos visto en este Unicaja de Ibon Navarro: No dejes de soñar, sé inconformista, encuentra tu pasión, prudencia y valor son cosas distintas, elige tu camino, no dejes que otros lo hagan por ti, cambia tu punto de vista para crecer (todos recordamos aquella escena de Robin Williams subido a una mesa de clase), nada es imposible y sobre todo, Carpe Diem. El profesor Keating les decía a sus alumnos: “Carpe Diem. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias».

El año ha sido extraordinario. Las bases puestas desde los despachos por López Nieto y Juanma Rodríguez, lideradas desde el banquillo por Ibon Navarro y su staff y ejecutadas en la cancha por toda la plantilla de jugadores del Unicaja han dado una alegría enorme a una afición, a una ciudad y a una provincia que vuelve a ver a sus jugadores como héroes de cómic y siente que, por mal que les vayan las cosas, cada siete días van a tener una alegría que les permitirá evadirse de sus problemas durante 2 o 3 horas. Gane o pierda el equipo saben que siempre saldrán orgullosos de los que han visto y vivido. Eso no se paga con dinero.

El equipo verde funciona como las mejores orquestas del mundo, la Filarmónica de Berlín o la sinfónica de Londres. En una orquesta cada músico es el director general de su instrumento y no tocan todos a la vez. Cada uno tiene su momento, y así todos juntos tocan de manera genial. Una actuación sin egoísmo donde las aportaciones de los músicos no suman, sino que multiplican. Los que vieron el partido por la TV recordarán una imagen en el banquillo de Tyler Kalinoski en el primer cuarto. Cara seria, concentrado, algunos podrían creer que enfadado por no jugar, pero no. Estaba esperando su momento de tocar. Y cuando llegó, estaba preparado. Anotó una canasta de dos y un triple cruciales para parar la remontada del Barça y comenzar el despegue cajista. Y qué decir de Will Thomas, se acaban los adjetivos con el profesor de Baltimore. Los entrenadores de cantera de todo el país deberían grabar todas sus jugadas, su posicionamiento y su actitud en la cancha y ponérsela en bucle a los niños.

Es el momento de disfrutar de las fiestas navideñas, de la familia, de la vida, de los amigos, del equipo y de todo lo que nos hace felices siendo conscientes que nada es eterno, como decía el profesor Keating. Disfrutar cada día como si fuera el último de todo lo bueno que tenemos porque algún día lo echaremos de menos. Feliz año 2024 y Carpe Diem.

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