Historia de Marbella

El temporal de marzo

Los temporales en Marbella también causaban graves destrozos y, en ocasiones, traían sorpresas. Esto ocurrió en marzo de 1951

Una obra pública fallida reventó el paseo sobre el Arroyo de El Faro en 1951.

Una obra pública fallida reventó el paseo sobre el Arroyo de El Faro en 1951. / L. O.

Francisco Moyano

Francisco Moyano

En tiempos pasados, el mes de marzo en Marbella acostumbraba a ser lluvioso y tempestuoso. Así lo reflejan las crónicas de la época y los apuntes privados de algunos vecinos ilustres de la ciudad, caso de Rodrigo Bocanegra Pérez, párroco arcipreste y verdadero «político» y embajador de Marbella en la práctica. Los recurrentes temporales de marzo incidían muy negativamente en el sector pesquero que se veía obligado a no salir a faenar incluso durante semanas. Por ello, literalmente, llegaban a pasar hambre y requerían de las ayudas sociales, encauzadas mediante la parroquia y la Beneficencia municipal. Se encargaba también de la atención médica en caso de enfermedad, dispensada por el médico Antonio Maíz Viñals, quien durante un largo periodo fue teniente de alcalde y cronista de Marbella.

Cuando el médico recetaba algún medicamento, para ser retirado de la farmacia, requería de la autorización de Bocanegra, quien, en ocasiones pedía al facultativo que lo sustituyese por otro de menor coste. Generalmente a los pescadores se les repartía mantas y algo de vestuario mediante campañas que se organizaban en el cine Rodeo, que pertenecía a Ricardo Soriano y mantenían Juan Zamora y Mariano Cid.

Pero los temporales también causaban graves destrozos y, en ocasiones, traían sorpresas. Esto ocurrió en marzo de 1951. La Comisión de Obras y el Maestro Práctico del municipio redactaron un informe para dar conocimiento a la corporación, en referencia al estado lamentable que, tras el temporal, había quedado la vía pública que iba desde el final de la avenida Antonio Belón hasta la playa. El temporal dejó al descubierto la obra realizada por Manuel Pastor Merinas, que era el contratista adjudicatario de la canalización del Arroyo de El Faro, según constaba en el ayuntamiento, con fecha dieciocho de enero de 1946. Se obligaba a colocar tuberías de cemento de sesenta centímetros de diámetro interior en una longitud total de setenta metros. Según las mediciones que efectuó la Comisión de obras, solamente se habían construido con esa medida un tramo de cincuenta metros. El resto se había sustituido por tuberías de quince centímetros de diámetro, de forma que no pudo absorber el caudal que le llegaba desde el alcantarillado anterior y reventó, ocasionando graves daños que impedían el tránsito por la vía pública.

Fue una sorpresa descubrir que se había incumplido el contrato. Según el informe, ratificado por el perito aparejador del ayuntamiento, el proyecto inicial había sido modificado, sin que constase que el cambio hubiera sido ordenado por alguna autoridad. Tampoco constaba que se hubiese producido una entrega oficial de las obras de canalización del arroyo de El Faro, deduciendo que el contratista había incumplido, sin duda, el pliego de condiciones que aceptó y le fue comunicado el 24 de enero de 1946. Concluyó la Comisión de Gobierno del ayuntamiento que toda la responsabilidad de los destrozos ocasionados por el temporal recaía sobre el contratista adjudicatario. Requirieron al constructor para que, en un plazo de quince días, se personase en la ciudad y procediese a la reparación y reconstrucción del alcantarillado, advirtiéndole de que, en caso contrario, lo llevaría a cabo el ayuntamiento a costa del contratista.

No fue 1951 un buen año para las obras públicas en Marbella. En el mes de febrero se produjo el derrumbe del túnel de conducción de agua que se encontraba realizándose por el constructor Juan del Río González, obras que aún no se habían entregado al municipio definitivamente. Ante la nula eficacia de la galería, el ayuntamiento decidió la instalación de un trozo de tubería para desviar el curso de la conducción. Era evidente el perjuicio que suponía para el ayuntamiento, al haberse invertido una elevada cantidad de dinero para una construcción que no había servido para nada. Por ello pidieron al perito aparejador de obras que emitiese un informe sobre las posibles causas del derrumbamiento del túnel, sin descartar las posibles responsabilidades del contratista Juan del Río González. La Marbella pre turística mirando a las cercanías de la playa cuando llegaban los temporales y al abastecimiento de agua. Son preocupaciones cronificadas. Temporales y sequía. Los extremos que se encuentran.