Marcaje en Corto

Esta Málaga de moda saca pecho por el deporte

Estamos en pleno año olímpico, con París asomando por julio, esta vez la Costa del Sol ha hablado más que nunca de deporte en el recinto ferial de Ifema

Más de 5.000 aficionados del Málaga CF llenaron el sábado la grada de preferencia del estadio Nuevo Los Cármenes de Granada.

Más de 5.000 aficionados del Málaga CF llenaron el sábado la grada de preferencia del estadio Nuevo Los Cármenes de Granada. / LA OTRA FOTO

Fran Extremera

Fran Extremera

Fitur, la feria internacional de turismo de Madrid, ya acabó. Es como bien sabemos uno de los mayores escaparates globales sobre nuevas tendencias en un sector que mantiene a Málaga como gran locomotora económica y demográfica. Y sea o no por la coincidencia de que estamos en pleno año olímpico, con París asomando por julio, esta vez la Costa del Sol ha hablado más que nunca de deporte en el recinto ferial de Ifema.

Las grandes ciudades han sacado pecho por el deporte. Han proclamado bien fuerte su liderazgo en un segmento del turismo deportivo que, con inviernos cada vez más cálidos, contribuye a romper definitivamente la siempre temida estacionalidad.

Pero asimismo han presumido de grandes convocatorias deportivas. La más inmediata es la Copa del Rey de baloncesto, propiciada por ese «plan» de Ibon Navarro que ha conseguido rescatar esa versión del Unicaja «capaz de todo». Como también será el Carpena escenario, un año más, del desenlace final de la Copa Davis de tenis.

Esta Málaga de moda podría cerrar este mes, como cada 29 de enero, festejando la onomástica de San Sulpicio Severo (Sulpicio, sí). Incluso encomendarse a él para salir de este «suplicio severo» que representa otra semana con temperaturas de verano a mitad de invierno. El sábado hablaban los meteorólogos de «anomalía térmica» de cerca de diez grados.

Y eso que seguro que no midieron, ya pasadas las seis de la tarde, la temperatura de la grada de Preferencia del estadio granadino de Los Cármenes, donde alrededor de 5.000 gargantas blanquiazules habían guiado al Málaga CF hasta imponerse con solvencia ante el filial del Granada CF, y poder mantener así, bien viva, la llama del tren del ascenso a Segunda.

Sudar la gota gorda una tarde de enero a las faldas de Sierra Nevada no es lo habitual. Tampoco lo es volver a casa y no tener agua en los grifos. La bajada de presión que ya afecta a la mitad de la población en la provincia complica el día a día. Y en muchos territorios mantiene el principio de la igualdad de oportunidades. Vean como ejemplo al equipo que lidera la Primera División, el sorprendente Girona, que desde hace unos días carece de agua para poder ducharse después de sus entrenamientos. El Ayuntamiento de la ciudad catalana no hace distinciones en lo de aplicar las medidas púbicas que contribuyan a sortear tan severa sequía.

Vamos camino de tener que afrontar el peor verano de nuestras vidas, en cuanto a reservas hídricas. El agua a precio de oro, por no decir de aceite, en un territorio que no deja de crecer turísticamente, no sólo en el segmento deportivo, así como en términos de población. Todos quieren vivir en Málaga. Pero en Málaga cada vez hay menos sitio y, lo que es peor, menos caudal potable.

La Inteligencia Artificial (IA) nos ha mostrado la provincia del futuro. A muchos años vista. La otra inteligencia, cada vez menos abundante, la de la corteza cerebral, nos dicta que la provincia de 2025, como la de 2026, seguirá sin las tan necesarias desaladoras. Aún sin plazos exactos ni siquiera proyectos por adjudicar. Y en ese oscuro horizonte ya no podemos sacar pecho. Paradójicamente, el deporte más practicado del planeta es la natación, con 1.500 millones de personas que regularmente lo eligen como disciplina saludable y de las más completas y recomendables.

La Costa del Sol es líder en turismo deportivo también por sus piscinas públicas, esas que en invierno arrojan unas prestaciones inigualables y que en verano alivian los peores sofocones. Lo es asimismo por ser uno de los territorios europeos con más piscinas privadas por habitante. Pero sin agua embalsada o desalada con la que poder rellenarlas, me temo que hasta tendremos que renunciar al waterpolo. En efecto, el futuro era esto.