Opinión | La Bodeguilla

Políticos en un viaje a cualquier parte

Viaje a cualquier parte en el que suelen embarcarse los políticos, con un trayecto que unas veces es geográfico y otras llega a ser ideológico

Juanma Moreno y Juan Espadas se saludan en la Feria de Sevilla.

Juanma Moreno y Juan Espadas se saludan en la Feria de Sevilla. / EFE

El pasado miércoles por la mañana, cuando irrumpió en la campaña de las elecciones vascas para arropar al candidato del PP Javier de Andrés, Juanma Moreno no exageraba al decir que había llegado allí directamente desde la Feria de Sevilla. Sólo unas horas antes, había sido agasajado con gritos de ‘guapo, guapo’ por un grupo de mujeres en un nido ‘rojo’ como el que se le presupone -con fidelidad a los prejuicios- a la caseta del sindicato Comisiones Obreras. Ese mismo lugar también ejerció como una de las ‘no casetas’ a las que se aferró ante la ausencia de un hábitat del puño y la rosa Juan Espadas, a quien no le haría mucha gracia el ‘beso al estilo Brézhnev-Honecker’ que intencionadamente invocaron días antes el presidente andaluz y el mandamás socialista manchego Emiliano García-Page. Incluso, los dos grandes adversarios en el Parlamento de Andalucía llegaron a coincidir allí -en la caseta de CCOO- el pasado martes y se saludaron.

De hecho, Moreno puede decir que la semana pasada le pasó, prácticamente, de todo. No sólo porque sucumbió bastante al monográfico feriante. También en su periplo efímero en el norte se vio inmerso en situaciones que parecían una secuela de ‘Ocho apellidos vascos’. En su propia intervención, tuvo muy presente la reciente final hispalense de la Copa del Rey. Y el mismo acontecimiento fue usado por el anfitrión De Andrés cuando luego se tomó algo con Moreno y otros dos barones: Alfonso Fernández Mañueco y Alfonso Rueda. «Un Castellano y Leonés, un andaluz, un gallego y un vasco hablando de la Final de la Copa del Rey del Athletic. No es un chiste, es una gozada», publicó De Andrés en las redes sociales. La escena ilustraba ese viaje a cualquier parte en el que suelen embarcarse los políticos, con un trayecto que unas veces es geográfico y otras llega a ser ideológico.

Teresa Pardo, nueva delegada de Justicia de Málaga.

Teresa Pardo. / L. O.

Galones en el PP para Teresa Pardo

El PP de Málaga ya no lleva con la discreción de hace unos meses la presencia en sus filas de quien fuera la última portavoz de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía, Teresa Pardo. La formación de centro-derecha ya se refiere a ella como «dirigente popular» y así lo reflejó, por ejemplo, en la convocatoria de una rueda de prensa en la sede provincial, en la que la política cartameña acompañó el pasado viernes a la diputada torremolinense Gema Pérez.

Además, Teresa Pardo figura en el organigrama como una de las cinco integrantes de un apartado de la ejecutiva provincial conocido como ‘Órgano Superior’. Junto a ella, también están otras ex de la órbita de Ciudadanos como la consejera de Empleo Rocío Blanco y la delegada provincial de la Junta del mismo ramo Carmen Sánchez. Los otros dos exponentes son Juan Manuel Muñoz, secretario general de la Presidencia en la Junta de Andalucía y amigo de juventud de Juanma Moreno, y el exalcalde de Vélez-Málaga Francisco Delgado Bonilla.

La presencia de Teresa Pardo en el escaparate del PP ha sido progresiva. Aunque se le había visto en actos del partido, hubo un tiempo en el que no se hablaba de su vinculación con la formación pese a que había sido rescatada como delegada provincial de Justicia de la Junta. Eso fue en septiembre de 2022, pocos meses después de que ella intentase ser la cabeza de lista por Málaga de Cs en las andaluzas, algo que no logró porque fue derrotada holgadamente en las primarias.

Para encontrar una muestra más explícita de su salto al PP hay que remontarse al pasado 25 de mayo, cuando puso una foto suya en las redes ataviada con una gorra del partido de la gaviota mientras hacía campaña a favor de la candidatura a la alcaldía de Cártama de su hermano, Pedro Pardo. Ese mismo día, también publicó un vídeo en el que Juanma Moreno pedía el voto para su hermano o una foto de ella junto al expresidente del Gobierno José María Aznar.

Patricia Rueda, en «Vascongadas»

La diputada nacional de Vox Málaga Patricia Rueda ha reincidido en su costumbre de apoyar al candidato de su partido en la antesala de unas elecciones autonómicas. Al igual que ya hiciera en otras campañas como las de Castilla y León o la de Galicia, la malagueña se ha implicado con su presencia durante varios días en la carrera electoral para los comicios vascos de ayer de su compañera Amaia Martínez. Al igual que Patricia Rueda, hasta allí se desplazaron para respaldar a Amaia Martínez otros representantes de Vox Málaga, como la parlamentaria andaluza Purificación Fernández, el concejal de Rincón de la Victoria Carlos Chinchilla o el edil de Coín Luis Miguel Rivas.

En sus redes sociales, Patricia Rueda ha publicado estos últimos días alguna foto suya junto a Amaia Martínez y otros compañeros vascos o malagueños y de actos de Santiago Abascal; ha denunciado determinados incidentes y los ataques a mesas informativas de Vox; o hasta ha recurrido al argot de otro tiempo. Al difundir que se encontraba en el norte, en alguna de las ocasiones Rueda no dijo que estaba en el País Vasco sino en «Vascongadas». Se trata de un término que, según la Real Academia Española de la Lengua (RAE), está en desuso para referirse a esta comunidad autónoma y que, sin embargo, le encanta emplear a los miembros de Vox. Su uso, a día de hoy, sigue sin caer en la indiferencia y suele ser objeto de polémica o de un choque político cuando alguien le atribuye a esta palabra ciertas reminiscencias del franquismo. Eso sí, el origen del término -que también nutre la expresión Provincias Vascongadas- se remonta varios siglos atrás en el tiempo, se sitúa al menos en el siglo XVII. Y por vascongados se conocía a las personas naturales de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava y del reino de Navarra.

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