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Sigue la tempestad después de las urnas vascas

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar.

El presidente del PNV, Andoni Ortuzar. / H.Bilbao

Finalizada la jornada electoral en el País Vasco, se despejan algunas dudas. El PNV seguirá gobernando por obra y gracia de los socialistas de Euskadi, quienes aumentan dos escaños y son el único socio parlamentario en esa comunidad. Actualmente tienen tres consejerías, número que puede incrementarse tras la oportuna negociación. Bildu empata y crece. Es significativo, pero todo está más o menos como en la legislatura que ahora acaba. ETA forma parte de una dramática historia, sí. Historia, afortunadamente. La democracia obtuvo el triunfo. Y los votos sustituyeron a las trágicas metralletas.

El PP continúa en la irrelevancia política en aquel territorio, y el PSOE salva los muebles y se posiciona bien para los comicios catalanes, en mayo, y los europeos del próximo mes de junio. La estabilidad en el Congreso depende también de los resultados de estas otras citas electorales en las que seguiremos inmersos hasta que concluyan.

Podemos no tendrá representación parlamentaria ni podrá defender los derechos y el bienestar de la ciudadanía vasca desde aquella tribuna, si bien va a continuar presente en muchos municipios y fortaleciendo su espacio. Las acciones de acoso y derribo, políticas, corruptas y mediáticas, a las que ha estado sometida la formación hicieron un trabajo sucio, buena parte quedando impune, que ha ido desgastándola progresivamente. El PSE se ha beneficiado de ello.

La coalición de Sumar no se presentaba con Podemos y ha conseguido un simple escaño. En Galicia no logró ninguno. Ni tampoco los morados. La división pasa factura y el suelo no parece tan sólido y se tambalea. ¿Dónde está el futuro de la izquierda? Haber hecho política con los movimientos vecinales, sindicales o feministas y asumir ciertas responsabilidades en determinadas instituciones no garantizan el éxito en unas elecciones como las que acaban de producirse. Podemos, por una u otra razón, se ha ido desligando y genera un problema de confianza. Pasó al grupo mixto en la Cámara Baja, quiso ir por separado en las elecciones gallegas y quiere acudir por libre en las europeas. En Cataluña ni siquiera se va a presentar.

El activismo social es una cosa y distinto es presentarse a lendakari con difíciles (o nulas) posibilidades de que una amplia parte de la población dé la victoria, aunque las propuestas programáticas sean buenas y estén por encima del barrizal de ciertos individuos que fomentan el distanciamiento o la desinformación de numerosos ciudadanos. Las políticas progresistas, reforzar lo público con el dinero de todos, la memoria y la convivencia, entre otras cuestiones, residen encima de la mesa. El tema de la vivienda, la atención primaria, el coste de la vida… No un modelo privatizador y precario que favorece a unos pocos. Ahí se sitúa la derecha (civilizada, eso sí) del PNV con el inevitable apoyo del PSE, que continuará formando parte del Gobierno.

Si la mayoría de los vascos valora positivamente el liderazgo político de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, no se ha notado en las urnas. Se pretendía convencer a la gente de que la propuesta de Sumar era la mejor. No ha sido así. De tal forma, la fortaleza de la política municipal es clave para esa «casa común» de la izquierda, además del peso de la vicepresidenta segunda en términos generales.

El PSOE, sí, queda reforzado después de esta batalla. No obstante, Otegui habla de respetar el mandato soberanista y de izquierdas, lo que empuja a un desesperado PP, mediante Cuca Gamarra, a culpar al presidente de blanquear a Bildu con el jabón del sanchismo. La izquierda aberzale está normalizada e integrada en el paisaje y contribuye a la gobernabilidad española. Una «mala noticia» para España. Votar libremente, al parecer, es malo para la salud democrática, sobre todo si las papeletas favorecen a otros y la supuesta centralidad de tu programa electoral le interesa a muy pocos. O el voto patriotero solicitado por la ultraderecha, que atrae a muchos menos.

El nuevo ciclo iniciará su andadura con la continuidad de la coalición entre PSE y PNV y la promesa socialista de proponer una agenda más social. Reforzar los servicios públicos y mejorar la vida de las personas, en síntesis. El PSOE coge aire en todos los aspectos y espera que Bildu no le pase factura al mantener el pacto con los peneuvistas. Ya apoyó a los aberzales en la moción de censura de Pamplona, en diciembre de 2023, ante la inoperancia en la alcaldía de UPN. Y la realidad prosigue con la obscenidad y el catastrofismo antidemocrático de los personajes de siempre.

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