Ron Lalá es una compañía que ama el teatro sobre todas las cosas. Lo demostró hace un par de años con Cervantina, un superéxito que, a la vez, fue un homenaje al autor de Don Quijote a costa de una presunta epidemia causada por un supuesto virus -la cervantina- que relacionaba la escena con el placer de volver a disfrutar de ella. Fue un musical, una antología de piezas del siglo de Oro, un espectáculo de esos a grabar en la memoria. Los madrileños buscan esta noche en el Centro Cultural MVA (21.00 horas), es algo semejante. Lo que traen entre manos es Crimen y telón, una comedia fantástica con investigador privado y víctima desolada: la propia escena. Y es que la compañía que dirige Yayo Cáceres lo vierte todo con un montaje que no ha hecho otra cosa que recaudar sonrisas allá por donde ha recalado. Y así los espectadores que salen de ver este Crimen y telón se hacen devotos de los siglos más clásicos. Los ronlaleros sólo ponen sobre las tablas un poco de música, un mucho de talento y una pizca de sabiduría lectora. Y así se ganan el paraíso.

«Buscamos la carcajada pura del público. Aunque, eso sí, tratamos de volver a la idea del teatro como esa plaza pública en la que poder debatir y pensar sobre el mundo». Esto lo dijo Álvaro Tato el otro día en una entrevista reciente. Tato es una pequeña parte de Ron Lalá. El resto de la compañía la forman el director Yayo Cáceres y los actores Juan Cañas, Íñigo Echevarría, Miguel Magdalena y Daniel Rovalher. Todos juntos hicieron Cervantina, Siglo de Oro, siglo de ahora y, este año, la comedia negra que presentan esta noche en el Centro Cultural de la Diputación.