La devoción hacia el Cristo de Medinaceli se remonta al S.XVII cuando los musulmanes apresaron, como si se tratase de un ser vivo, al Cristo de Jesús de Medinacelli en una de las colonias españolas del norte de África. A cambio de su rescate, se debería pagar su peso en monedas que se equilibró en las treinta unidades. De ahí procede la tradición de las tres monedas del mismo valor que se depositan ante la imagen y por las que se hace una petición por cada una de ellas.

A partir de este hecho, empezaron a circular algunas leyendas, como el hecho de que a la hora del pago, los monjes trinitarios, encargados de abonar el rescate de la imagen a los sarracenos, pagaran tres monedas que equilibraron la balanza donde estaba la imagen para recibir su peso en oro a cambio de la devolución. Este hecho milagroso, difundido como historia apócrifa en el siglo XVIII, hizo que se hiciera muy popular.

La tradición también señala que, junto a las tres monedada de igual valor, se harán tres peticiones y se rezarían tres 'padrenuestro'. La tradición señala que de esas tres peticiones, al menos una se concederá. Sea como fuere, el hecho es que miles de personas se acercan a la iglesia de Santiago cada primer viernes de mes para cumplir con la tradición y depositar sus esperanzas en esta advocación.