El barrio de Los Corazones tiene, desde hace años, una cita ineludible el Sábado de Pasión malagueño. A las 18.00 horas de la tarde y con un sol de justicia, se hizo a la calle desde la Iglesia de Santa María Goretti el Grupo Parroquial de Jesús de la Pasión y Nuestra Señora de los Desamparados, una de esas hermandades no agrupadas que, poco a poco, van incrementando su patrimonio, trabajando en sus cultos para mejorar su capital devocional y añadiendo hermanos para, como ocurrió en su día con Humildad y Paciencia o Mediadora, sumarse a la nómina de corporaciones agrupadas. Aún queda por hacer, pero la semilla cofrade ha arraigado en este barrio malagueño, cantera, por ejemplo, de la Banda de Música de la Esperanza (se formó en el Colegio Arturo Reyes, en la barriada hermana de Tiro de Pichón).

Si algo define a esta cofradía, creada en 2007, es que sabe imponer su sello propio en la tarde del Sábado de Pasión: rigor, silencio, recogimiento y oración, algo a lo que contribuyen las túnicas de sarga negra y los cíngulos burdeos del cortejo. La disposición en la calle, compacta y ordenada, aquilata aún más esa impronta de contención, que contrasta con la tarde soleada que ha acogido hoy esta procesión.

Cada vez hay más miembros en el cortejo. La talla mariana de Juan Vega Ortega, uno de nuestros imagineros más destacados, es portada por cien hombres de trono y va acompañada por otro centenar de penitentes y una treintena larga de pequeños nazarenos. Mucha gente se congregó a las puertas de la parroquia para ver la salida de la procesión. La dolorosa, por cierto, iba magníficamente exornada con anastasias blancas, flores de cera rosas, astroemerias lilas y blancas, calas, claveles blancos, rosas vendelas y flores de arroz; el recoleto y estético trono es un monumento a la sencillez pasionista.

El cortejo se ha hecho a la calle con ‘Jesús de las Penas’, interpretada por la Banda de Música Arunda, de Ronda; mucho silencio y recogimiento y decenas de personas a las puertas de la parroquia. La dolorosa se ha aproximado, con toda la candelería encendida, al dintel de la puerta de Santa María Goretti y hacerse a la calle en silencio. Se trata de una compleja maniobra de salida, ejecutada en silencio, por la estrechez de la puerta. Sólo ha habido aplausos cuando el trono estaba ya en la calle. Luego ha sonado la marcha ‘Jerusalén’. El alcalde, Francisco De la Torre, ha querido acompañar a la Virgen.

Muchos vecinos de la barriada han acudido a rezar a la dolorosa, a acompañarla en su recorrido por las

calles del barrio y seguir su avance lento, cadencioso, recreándose casi en el detalle y en la adecuada cruceta musical elegida por la hermandad e interpretada, en virtud de una relación que viene ya de antiguo, por la Banda de Música Arunda, magníficamente ejecutada. Se trata de una cruceta casi fúnebre e intimista, muy acorde con el espíritu de la corporación nazarena.

Como estrenos, cabe destacar cuatro pinturas que complementan las cuatro cartelas de la peana del trono, ejecutadas por el cartelista de la Semana Santa, José Antonio Jiménez Muñoz, con santos pasionistas (donación particular), cuatro jarras en orfebrería del taller Martos, dos crateras y cuatro relieves con motivos del vía crucis para las capillas del trono, así como cincuenta túnicas de portadores.