Domingo de Ramos

Hermandad de la Salud: se paró el tiempo en la plaza de San Pablo

La Salud procesiona un año más y se luce en un momento, que aunque ya es tradición, resulta icónico. La salida en este Domingo de Ramos es un ejemplo de fuerza y devoción

Ana Barranco

Ana Barranco

El tiempo es relativo. Es así. Las manecillas del reloj se mueven deprisa cuando, en la Tribuna de los Pobres pasa el cortejo de tu Virgen o tu Cristo y te despides de él hasta el año que viene.

Pasa despacio, precisamente cuando eres incapaz de contener el movimiento de las rodillas o los pies al esperar, unos días antes de la salida, a que te den el puesto o a recoger la túnica que se queda planchada y colocada en la puerta del ropero de tu cuarto. A veces, el tiempo también se para. No es una cuestión de ciencia, ni pretende serlo. Es una afirmación que revela el vértigo en el corazón, que se encoge. 

La plaza de San Pablo empezó a llenarse a la hora del café o puede que incluso antes. Las fiambreras de macarrones 'rebañadas' son una prueba de ello. Y es que "no hay reina más bonita para esta calle". La hermandad de la Salud se preparaba en el interior, sin la atenta mirada de los que nos dedicamos a encontrar los detalles, para el primer momento icónico de su recorrido, su salida. 

San Pablo queda en el fondo de la postal. Los devotos, delante, son los figurantes. Los protagonistas aún no han aparecido. La Agrupación Musical de Vera+Cruz de Campillos entra por el pasillo que dejan, en medio, los feligreses de derecha e izquierda. Aqui todos estamos en el mismo bando. 

Con discreción, a pesar de sus túnicas blancas que resaltan sobre el marrón de las puertas de madera, dos nazarenos se acercan a las puertas. Los minutos parece que ya no se suman. La parroquia está casi a oscuras, excepto por los cirios del cajón y ahí está. 

La preparación para bajar por los escalones son segundos en los que no se oye música, solo los ‘click’ puntuales de las cámaras de fotos. 

Salud | Domingo de Ramos 2023

Ana Barranco

El rostro del Cristo de la Esperanza en su Gran Amor se empieza a descubrir, como cada Domingo de Ramos. La hermandad que fundó en 1979 Francisco Puente Carbó, componente por aquel entonces de la Asociación Misioneros de La Esperanza, da vértigo y emoción a partes iguales.

Los hermanos de la cofradía son los mismos que se giran a contemplar la imagen de la Virgen, que se mantiene en equilibrio, con la entereza, la fuerza y la devoción de los hombres de trono. Y es entonces, entre el rumor de los feligreses, cuando suena: "Tu derramas tu luz (…) Virgen de la Salud".