Semana Santa 2024

Mena y su recuerdo a los que ya no están

El crujido de los varales del trono de la Soledad y ‘El novio de la muerte’ de los legionarios inundan Málaga 

Isabel Cisneros

Isabel Cisneros

Las personas que ya no están con nosotros se quedan en nuestra memoria para siempre. Este año, el trono de Nuestra Señora de la Soledad Coronada recuerda a Agustín Sibajas. “La familia de Agustín Sibaja va a dar los toques de campana para sacar a nuestra madre a la calle. Os pido que os acordéis de que nos falta durante toda la noche, pero que no se nos olvide que Agustín está desde arriba mirándonos”, exclamó el capataz del trono. Los crujidos de los varales y las barras del palio de Nuestra Señora de la Soledad inundan el absoluto silencio de la Plaza Fray Alonso de Santo Tomás. Más adelante, ya avanza a paso firme el Cristo de la Buena Muerte de Palma de Burgos. En ese punto por donde se encuentra acompañado de la Legión, solo se escuchan palmas, gritos de alegría y ‘El novio de la muerte’. Marchan los legionarios y son los únicos que se mueven en Málaga, ya que el resto lleva horas esperando este momento en todos los puntos del Centro. Esas botas militares pareciera que fuesen a hundir el suelo, pero no se trata de eso, sino de darle a los malagueños lo que llevan esperando un año. La mayor parte de las personas que salen en el Jueves Santo a ver Mena han crecido con ella y no hay quien se atreva a decir algo en contra de la Legión. “Por ir a tu lado a verte, mi más leal compañera”, cantan los legionarios y, con toda la fuerza que pueden (no consiguen superar a los militares) el público que les espera.

Salida procesional de la Congregación de Mena, en el Jueves Santo de Málaga.

Nuestra Señora de la Soledad, saliendo de la casa hermandad. / Gregorio Marrero

A las 19.59 horas aún se encuentra la estrella de los mares dentro de su Casa Hermandad. Suena el himno nacional y los hombres de trono se colocan en sus varales para navegar con su madre por la ciudad. En ese mismo instante, un niño de unos 4 años se acerca a su madre y le pide acercarse a su padre, hombre de trono, “a darle la mano antes de salir”. Las tradiciones, aunque haya gente que lo niegue, están pasando a las nuevas generaciones. “Salve, estrella de los mares”, suena la Salve Marinera y Nuestra Señora de la Soledad Coronada acompaña a su hijo. “Ya estamos en la calle, ahora solo nos queda disfrutar”, recuerda uno de los capataces.

Ya en la calle Especerías, los hermanos de la Congregación de Mena organizaron una gran petalada a la Virgen de la Soledad, que además recibieron pétalos de otras cofradías que las habían suspendidos por la amenaza de lluvia. La petalada fue espectacular, una locura, un acto de amor excelso, en que la Virgen fue cubierta de flores. El techo de palio quedó cubierto de pétalos que habían caído desde los cinco balcones de la sede de La Opinión de Málaga. Apenas se veía el bordado del manto y la calle quedó embriagada del olor de las flores.