En algún que otro pregón de Semana Santa se ha glosado la importancia que adquieren en el alma de los cofrades las vísperas. Son días de nervios, mucho trabajo y emoción. Se hacen capirotes a última hora, se limpian enseres y se exornan hasta la madrugada los tronos de los titulares. No puede faltar ni un detalle. Pero hay elementos impredecibles como la lluvia, que ayer, según los pronósticos, iba a estar presente con un 90% de probabilidades. Y así ocurrió. Un continuo aguacero que se hizo más intenso desde las 16.00 horas motivó que ninguna de las cofradías de la tarde del Sábado de Pasión procesionaran: Humildad y Paciencia, Llagas y Columna, Desamparados y San Andrés decidieron quedarse en sus templos y tinglaos. Luego, lágrimas, alguna que otra protesta de los de siempre, abrazos y mayoritaria comprensión ante el imponderable poder de la naturaleza en forma de agua. Otro año será. Aunque a eso se le llama responsabilidad.

Humildad y PacienciaUna decisión acertada

A las cuatro de la tarde estaba prevista la salida de Humildad y Paciencia, esa cofradía que cada año está más cerca de llegar a la Alameda y que con decisiones como la de ayer dan pasos de gigante. El buen hacer de una corporación no sólo se demuestra en la calle. A veces también quedándose en casa.

Pasados diez minutos de la hora de hacerse a la calle, Rafael González, el hermano mayor, anunció que no iban a salir. Fuera, el gentío esperaba expectante la decisión. Cuando ésta se hizo oficial, aplausos y lágrimas coparon las instantáneas. «Nos han dicho en los sitios que consultamos que hay alerta amarilla y que lo que viene de Cádiz para acá es fuerte. Otras veces hemos demorado la salida una hora, pero no va a haber tregua. Por eso no hemos retrasado y evitamos así la agonía de la espera», dijo.

«Yo firmaba suspender uno de cada 15 años por la lluvia. Es una decisión fatal tomada con la cabeza, no con el corazón», precisó. Un reducidísimo grupo de hermanos que estaban presentes en el salón de tronos pidió que éstos salieran, al menos, a saludar. El hermano mayor pidió comprensión y respeto por la decisión de la junta de gobierno. Luego, otros cofrades se acercaron para abrazarle, porque en el fondo todos sabían de la inevitabilidad de esta medida ingrata. Nadie lo pasa peor que la permanente que lo decide. «Es una decisión dura, pero fácil», dijo otro miembro de la junta, puesto que no iba a amainar la lluvia.

Luego, los tronos quedaron expuestos hasta la hora de encierro, las 23.30 horas, y los fieles comenzaron a presentar sus respetos al Cristo de Humildad y Paciencia y la Virgen de los Dolores y Esperanza. Poco antes de las cinco de la tarde, las bandas de la Esperanza, que iban a acompañar a la procesión interpretaron varias marchas en honor de los titulares. Hubo varios vivas. Siguieron los abrazos y el llanto desconsolado entre los hombres de trono y algunos pequeños. Una decisión valiente, y acertada, en un día desapacible. El agua no cejó en su empeño de deslucir el Sábado de Pasión.

Llagas y ColumnaTampoco pudo ser

No tienen suerte los hermanos de Llagas y Columna últimamente. El pasado año tuvieron que volverse porque le faltaban portadores y no podían con el peso del trono. Y ayer la lluvia les obligó a no abandonar el tinglao de la plaza de los Ángeles. La asociación, que tenía que salir a las 16.00 horas, retrasó prudencialmente una hora su salida. Pero en ese tiempo ya se adivinaba cuál sería la decisión final: la suspensión.

El Cristo de García Palomo no se movió y estuvo expuesto a la veneración de los vecinos de Miraflores de los Ángeles hasta las 22.00 horas. La agrupación musical San Lorenzo Mártir, de Viñeros, tocó un repertorio de marchas procesionales dedicadas a la imagen y el locutor Diego Gómez recitó un poema.

DesamparadosPena en Santa María Goretti

Si el prólogo fue malo, lo que venía después obviamente no iba a ser mucho mejor. En el barrio de Los Corazones, decenas de personas se agolpaban a las puertas de la parroquia de Santa María Goretti, donde debía salir la Virgen de los Desamparados, que este año estrenaba palio y una imagen de María Magdalena, consejera y paño de lágrimas de la Madre de Cristo. Una obra de Carlos Céspedes que bien parece otra Virgen y que desmerece a la titular que acompaña.

Estos cofrades celebraban además su quinto aniversario. Tras una reunión de la cúpula del grupo parroquial, nazarenos, portadores y acólitos ocuparon los asientos de la iglesia para escuchar cómo el hermano mayor les pedía perdón y anunciaba que no iban a salir. De nuevo, una estampa ya habitual, por desgracia, en los últimos años: lágrimas, abrazos de consuelo y palmadas en la espalda. Iba a llover toda la tarde.

Durante media hora se rezó el rosario y la Virgen, con la candelería encendida, permaneció expuesta hasta las 21.30 horas. También se celebró una misa en su honor.

San AndrésJesús de los Niños y la Virgen del Mar tampoco pudieron salir

La lluvia había dictado sentencia. Toda la jornada quebrada por el mal tiempo. En San Andrés no iba a ser menos. La junta de gobierno del grupo de fieles de Jesús de los Niños y la Virgen del Mar prácticamente retrasaron la hora de salida para terminar de confirmar lo que todos sabían, quizás ellos los primeros. Tampoco saldrían. Así que en vez de la procesión, estos cofrades mantuvieron entronizados a los titulares hasta las 22.00 horas y rezaron un vía crucis.

@saumartin / @ia_castillo