Fuera de lo común

"Vi un charco de sangre y luego a la madre con el bebé morado": el relato del parto exprés en una estación de Asturias de una joven de quince años

"¡Hay una chica dando a luz en el baño!", alertó una viajera que estaba en el apeadero

Un parto insólito: una joven de quince años da a luz en los baños de la estación de Pola de Siero.

Un parto insólito: una joven de quince años da a luz en los baños de la estación de Pola de Siero. / Redacción

Xuan Fernández

Decenas de personas se pararon este lunes delante del aseo femenino de la estación de Pola de Siero, en Asturias, como si todavía hubiese algo que ver, como si en ese cubículo hubiese pasado un acontecimiento. "¿Fue ahí? ¿Fue ahí? ¿Podemos entrar a ver?". Y justo ahí había sido, sí. En un espacio minúsculo, donde apenas cabe una persona, con un retrete y nada más, nació hace dos días una sierense.

Vino al mundo, se ha dicho, un domingo que parecía como otro cualquiera en un apeadero de tren de Cercanías de la región, con un servicio menguante, pero con capacidad incluso para albergar un parto, como bromeaban ayer pasajeros en el andén. Un nacimiento en plena estación y en plena crisis de natalidad regional. A ese baño entraron tres personas y salieron cuatro. La madre, una joven de quince años del concejo de Siero, se encontraba bien tras el alumbramiento; la criatura, una niña, también está en buen estado.

En el municipio todavía no se da crédito a lo sucedido y quienes vivieron de cerca lo que pasó se frotan los ojos. "Lo cuentas y no lo creen", dicen en la estación. La peripecia acabó con final feliz para ambas, madre e hija, en principio sin secuelas tras un parto fuera de lo común. La recién nacida se apeó del tren metida en el vientre de su madre y salió del apeadero minutos después ya en sus brazos. Todo sucedió muy rápido, a primera hora de la tarde.

La estación apenas tenía actividad, con pocos pasajeros esperando la llegada de un tren al apeadero. El convoy paró sobre las 14.20. No bajaron muchos viajeros, pero hubo tres jóvenes especialmente aceleradas: la futura madre, de quince años; su hermana mayor, de 19, y una tercera, amiga de ambas. Las tres salieron corriendo del vagón, saltaron al andén y se metieron al esprint en el edificio de Feve.

Sin necesidad de pasar los tornos –el aseo de mujeres está a un lado de ellos–, accedieron al baño y se encerraron en el pequeño habitáculo, en el que hay un retrete. El habitáculo es muy pequeño, a excepción del espacio para minusválidos, cerrado con llave. En ese momento, en la estación había únicamente un oficial de taquilla que acababa de empezar su turno y auguraba una jornada tranquila. Ocurrió todo lo contrario. Vio entrar a las pasajeras en el servicio, pero no le dio ninguna importancia. Será por cosas raras que ve un operario de una estación, debió pensar. Si esos baños hablasen... Mientras tanto, una mujer aguardaba la salida de otro tren, que había sido cancelado. El oficial se ausentó un momento de la pecera para informar a la viajera cuando dos de las chicas salieron disparadas del baño. En un visto y no visto, pasaron los tornos y desaparecieron de la vista del ferroviario. Entonces, las alarmas se encendieron. Algo estaba pasando. Fue cuando una señora, que se había acercado al baño, dio luz al asunto, nunca mejor dicho: "¡Una chica está pariendo, está pariendo!", clamó.

Los pocos presentes se quedaron pálidos con lo que estaba pasando. "Lo primero que observé fue un charco de sangre y luego a la joven con su bebé, que estaba morado", dijo uno de los pocos testigos, sobresaltado. Eso sucedió sobre las 14.30 horas. Es decir: una joven de quince años dio a luz en espacio de diez minutos sin más ayuda que la de su hermana y la de otra amiga. La realidad superando a la ficción. Las chicas que corrieron como si las llevase el diablo habían ido a pedir ayuda.

El jefe de taquilla, de los nervios, avisó al centro de gestión de Renfe. En cinco minutos llegaron los refuerzos: una ambulancia, el médico del centro de salud –situado a pocos metros de la estación– y una patrulla de la Policía Local de Siero. Aunque poco había que hacer, más que tranquilizar a la joven. El médico se limitó a cortar el cordón umbilical. La ambulancia trasladó a la muchacha y al bebé al HUCA para evaluar su estado. El baño donde nació quedó impracticable, con sangre por todo el suelo. Y el oficial de taquilla se quedó con un susto en el cuerpo de los que no se olvidan. "Me pinchan y no sangro", le escucharon decir.

El parto llega a la Junta

El inusual parto en Pola de Siero se trató ayer en la Junta General del Principado, en el marco de una reunión de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (Fame) con Juan Cofiño, presidente del Parlamento y representantes de los otros grupos. "Un parto deberá estar controlado por profesionales adecuados, porque puede entrañar riesgos. Estamos hablando de una menor, por lo que incidimos en la necesidad de una adecuada educación sexo afectiva. A esa edad un cuerpo puede estar en desarrollo y el embarazo puede tener riesgos", dijo Salomé Álvarez, presidenta de la referida asociación.