Llanto, desesperación y rabia apenas contenida. Los familiares, compañeros y amigos de los fallecidos y heridos en el accidente del pozo Emilio Valle maldecían la crueldad de la mina a las puertas de esta explotación de montaña propiedad de la empresa Hullera Vasco Leonesa.

Primera hora de una fría y triste tarde de otoño. El temido grisú, causante de grandes tragedias mineras en la zona hace ya décadas, acababa de cobrarse otro macabro tributo en la comarca leonesa de Gordón: seis vidas humanas. Seis vidas de mineros jóvenes, pero experimentados, muchos cercanos a la prejubilación. "Y uno de ellos con un hijo recién nacido", lamentó el alcalde de Pola de Gordón, Francisco Castañón, visiblemente afectado por la tragedia.

El grisú se llevó por delante la vida de "seis compañeros y amigos" de José Luis Miranda, un minero del pozo Emilio Valle que ayer no entró al tajo por encontrarse de baja médica. "Los conocía a todos... los conocía a todos...Podía haber sido yo...", repetía sin cesar, con los ojos arrasados de lágrimas y con apenas un hilillo de voz, a la entrada de la explotación, mientras era consolado por otros trabajadores de la Hullera.

Impactado por la magnitud de la noticia, Miranda no terminaba de explicarse qué pudo pasar en la séptima planta para que sus compañeros no pudieran reaccionar ante la fuga de grisú. "El chivato habrá sonado, pero no les dio tiempo ni a ponerse los autorescatadores...Cuando aparece el gas todo es muy rápido", señaló.

Poco después, en medio de un sepulcral silencio y cuando la noche ya se cernía sobre la zona, dos furgonetas del Ministerio de Justicia abandonaban la explotación gordonesa. En su interior iban los cadáveres de los seis fallecidos en la mayor tragedia minera que tiene lugar en España, tras la del mierense pozo Nicolasa, en el que perdieron la vida 14 trabajadores.

Los restos mortales de las víctimas del pozo Emilio Valle fueron conducidos al Instituto Anatómico Forense de León para las autopsias.

En principio, las familias no iban a poder disponer de los cuerpos de las fallecidos hasta primera hora de esta mañana. Aunque la intención de los asturianos era trasladar cuanto antes los restos mortales a la región, en un principio las capillas ardientes iban a quedar instaladas en el tanatorio de la localidad leonesa de Eras de Renueva.

Desde primera hora de la tarde, y tras los primeros momentos de caos y de confusión, los compañeros de los fallecidos asistieron en silencio a la llegada de los familiares de las víctimas. Un equipo de psicólogos especializados en tragedias les presta apoyo. También estuvo con ellos el obispo de León, Julián López. "He venido para dar mi apoyo a las familias afectadas por esta gran tragedia y para ofrecer mis oraciones por todos los fallecidos", subrayó el prelado, que pidió "respeto para los trabajadores de la mina, que hacen un trabajo duro y muy peligroso".

Hasta la zona también se acercaron varios alcaldes y diputados provinciales. No faltó el regidor de Lena, Ramón Argüelles, también muy afectado por lo sucedido. Recordó que José Arias, uno de los mineros de Lena fallecidos en el siniestro, "pertenece a una familia muy conocida y apreciada en el concejo, que regentó durante años el Mesón Severino de la Pola". También lamentó que deje viuda y dos hijos pequeños. "Este es un golpe muy fuerte para todas las comarcas mineras, pero, sobre todo, para las familias de las víctimas, a las que enviamos nuestro más sentido pésame", subrayó Argüelles, que anunció su intención de declarar dos días de luto oficial en el municipio.

El alcalde lenense aseguró que muchos trabajadores de las cuencas mineras asturianas trabajan para la Hullera Vasco Leonesa en el pozo Emilio Valle. "Parece ser que José Arias iba y venía todos los días en coche junto a otros vecinos de Lena", apuntó un emocionado Argüelles tras visitar el pozo.

En algún momento de la tarde se especuló con la posibilidad de que se acercara a la zona el ministro de Industria, José Manuel Soria, que se había desplazado a León poco después de tener conocimiento de la magnitud de la tragedia. No hubiera sido bien recibido. "Era él el que tenía que haber estado ahí dentro y no los nuestros", gritó la hermana de un minero de la zona. El concejo de Pola de Gordón y, sobre todo, la localidad de Ciñera, fue escenario de durísimos enfrentamientos entre trabajadores y efectivos antidisturbios durante las últimas movilizaciones en defensa del sector. La presencia de Soria, tras el fallecimiento de seis mineros en accidente laboral, y con otros cuatro en el hospital, hubiese sido considerado una "provocación", según un veterano minero gordonés que prefiere quedar en el anonimato.

El Ministro sí visitó a los trabajadores ingresados en el hospital de León. Allí aseguró que hasta que no pasen 48 horas los servicios de inspección no podrán acceder al interior de la mina para determinar lo ocurrido.

"Fueron esos compañeros, pero podíamos haber sido cualquiera de nosotros", señalaba Roberto González, con los ojos arrasados de lágrimas cuando ya cae la fría tarde a un paso del pozo de la tragedia. Minero de profesión, trabaja en una explotación a cielo abierto de las inmediaciones, pero asegura que alguno de los trabajadores del tajo en que se produjo el siniestro se le había quejado previamente de que las medidas de seguridad no eran las más adecuadas. "Las cosas no se hacen bien, porque hay muchas presiones, y luego pasa lo que pasa", confesaba este experimentado minero. En el caso concreto del grisú, aseguró que el chivato instalado en las galerías salta alertando de la presencia del gas, pero que, a partir de ahí, "no da tiempo a nada".

"Hay accidentes, sabes de gente que ha perdido a familiares en la mina, pero la verdad es que esto no te lo esperas nunca. A alguno de los fallecidos los conocía desde la época de la escuela; eran muy buena gente y unos grandes mineros", recalcó Roberto González.

El presidente del comité de empresa, Marcos Antonio Martínez, lograba contener el llanto a duras penas. No quiso entrar a detallar las posibles causas del siniestro y se remitió a la investigación que se ha puesto en marcha. Para Ángel Suárez, secretario de Acción Sindical de USO en Asturias, también en la zona, lo sucedido supone una "tragedia gravísima". Una tragedia más y de enorme magnitud para la familia minera, unida de nuevo, ya con el sector en pleno declive, ante la adversidad y la muerte.