Explotación laboral
Detenido en Mallorca un empresario que obligaba a migrantes sin papeles a trabajar 68 horas semanales
El empresario se aprovechaba de la situación de las víctimas, a las que captaba con falsas promesas de regularizar su situación | La Policía le imputa también un delito contra la integridad moral por los insultos y humillaciones a los empleados
La Policía Nacional ha detenido en Palma de Mallorca a un empresario español de 39 años por explotar laboralmente a migrantes en situación irregular, a los que obligaba a trabajar 68 horas semanales. Además, insultaba y menospreciaba a los empleados, que no cobraban los salarios prometidos. El sospechoso, acusado de delitos contra los derechos de los trabajadores y contra la integridad moral, se aprovechaba de la precaria situación económica de sus víctimas.
Las investigaciones, según explicó la Policía, comenzaron hace unas semanas cuando los investigadores recibieron varias informaciones sobre la supuesta explotación laboral que sufría un grupo de migrantes sin papeles. El caso recayó en la Brigada Provincial de Extranjería y Fronteras, que llevó a cabo diversas gestiones. Los agentes comprobaron que el acusado ofrecía trabajo como herrero soldador a personas extranjeras sin permisos de residencia y trabajo en España. La oferta especificaba que debían trabajar de lunes a viernes de 7:30 a 18:00 horas y los sábados de 7:30 a 13:00, con media hora para comer. El sueldo oscilaba entre 1.500 y 2.000 euros mensuales, con pagos en negro pero bajo la promesa de acabar contratándolos legalmente y darlos de alta en la Seguridad Social.
La realidad era muy diferente. Los empleados debían trabajar 68 horas semanales en jornadas de 12 horas diarias, de lunes a sábado y sin cobrar nada por las horas extraordinarias. No tenían contrato ni estaban dados de alta en la Seguridad Social, por lo que carecían de cualquier tipo de cobertura en caso de accidente laboral o enfermedad.
Insultos y humillaciones
Las pesquisas revelaron que, además de estar explotados, los empleados soportaban continuos insultos y desprecios por parte del empresario, que se dirigía a ellos de forma despectiva. Las víctimas aguantaban estas humillaciones por su precaria situación económica, ya que necesitaban ingresos para comer y pagar el alquiler de sus viviendas.
La Policía comprobó también que los trabajadores solo recibían una parte de su salario mensual. Cuando exigían el resto, el acusado respondía que les llamaría para pagarles cuando tuviera dinero negro. Con algunos de los afectados acumuló deudas de hasta 2.000 euros.
La Policía Nacional recabó diferentes pruebas y hace unos días detuvo al sospechoso, acusado de un delito contra los derechos de los trabajadores y contra la integridad moral. Los investigadores han remitido un atestado con las evidencias a un juzgado de Palma, que ha abierto diligencias para aclarar los hechos.
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