Animales que nunca han sido domesticados, como los canguros, pueden comunicarse intencionalmente con los humanos, ha descubierto una investigación de la Universidad de Roehampton (UK) y de la Universidad de Sydney.

Este resultado desafía la noción de que este comportamiento es exclusivo de animales domesticados, como perros, caballos o cabras: los canguros tienen mayor capacidad cognitiva de lo que se pensaba hasta ahora.

La investigación, que involucró a canguros marsupiales que nunca habían sido domesticados, procedentes de tres lugares de Australia, reveló que miraban a un humano cuando intentaban acceder a alimentos que habían sido colocados en una caja cerrada.

Los canguros usaban miradas para comunicarse con el humano en lugar de intentar abrir la caja ellos mismos, un comportamiento que generalmente se espera de los animales domésticos.

Problema sin solución

Problema sin solución Diez de los 11 canguros examinados observaron activamente a la persona que había puesto la comida en una caja para obtenerla (este tipo de experimento se conoce como «la tarea del problema sin solución»).

Nueve de los 11 canguros también mostraron alternancias de mirada entre la caja y la persona presente, una forma de comunicación elevada en la que miran tanto a la caja como al humano.

La investigación se basa en trabajos previos que han analizado la comunicación de animales domesticados, como perros y cabras, y si la comunicación intencional en animales con humanos es o no el resultado de la domesticación.

El autor principal de esta investigación, Alan McElligott, de la Universidad de Roehampton, había observado en una investigación anterior que las cabras pueden comprender las señales humanas para recopilar información sobre su entorno.

También canguros

También canguros Al igual que los perros y las cabras, los canguros son animales sociales y la nueva investigación sugiere que pueden adaptar sus comportamientos sociales habituales para interactuar con los humanos.

En un comunicado, McElligott explica al respecto: "a través de este estudio, pudimos ver que se puede aprender la comunicación entre animales y que el comportamiento de mirar a los humanos para acceder a los alimentos no está relacionado con la domesticación. De hecho, los canguros mostraron un patrón de comportamiento muy similar al que hemos visto en perros, caballos e incluso cabras cuando se les puso a la misma prueba."

Y añade: "nuestra investigación muestra que se ha subestimado el potencial de comunicación intencional referencial hacia los seres humanos por parte de los animales, lo que indica un desarrollo emocionante en esta área. Los canguros son los primeros marsupiales que se estudian de esta manera y los resultados positivos deberían conducir a una investigación más cognitiva más allá de las especies domésticas habituales».

Por su parte, Alexandra Green, de la Universidad de Sydney, especifica: "los canguros son una fauna endémica australiana icónica, adorada por muchos en todo el mundo, pero también considerada como una plaga. Esperamos que esta investigación llame la atención sobre las habilidades cognitivas de los canguros y ayude a fomentar actitudes más positivas hacia ellos».

Desprestigio social

Desprestigio social Este descubrimiento se produce en un momento en el que la consideración social de los canguros se está deteriorando: en Australia hay dos ejemplares por cada habitante, lo que supone una población de 50 millones de ejemplares.

Su comportamiento afecta a las comunidades humanas: compiten con el ganado por la comida y el agua, invaden granjas y pisotean cultivos. Además, están implicados en el 80% de las colisiones de vehículos en carretera.

Esta situación ha provocado un aumento de la caza de estos marsupiales, así como del consumo de su carne y de la utilización de sus pieles para usos industriales, especialmente de calzado deportivo. Han pasado de ser el icono nacional australiano a una especie enemigo público. ¿Nos mirarán igual sabiendo esto?

Referencia

Referencia Kangaroos display gazing and gaze alternations during an unsolvable problem task. Alan G. McElligott et al. Biology Letters, 16 December 2020. DOI:https://doi.org/10.1098/rsbl.2020.0607