­­¿Cómo es un día de Gregorio Manzano en Pekín?

Entrenamos a las 10:30 y desde una hora antes me reúno con el cuerpo técnico para preparar el entrenamiento y el tema de la traducción. Hay que tener más paciencia con ellos y con la operativa de aviones y hoteles. Es complicado por las enormes distancias que hay y porque es habitual que la Federación cambie los horarios de los partidos. Tenemos un campo de entrenamiento anexo al estadio, a un minuto caminando. No hay tantos medios de comunicación presentes en los entrenamientos. De vez en cuando viene la televisión de Pekín a hacer alguna entrevista.

¿Qué come?

Hay un restaurante español en el propio estadio. Es uno de los grandes tesoros que hemos encontrado en China y comemos y cenamos habitualmente allí. Puedes comer un jamón Cinco Jotas, un Ribera del Duero, unas lentejas, una tortilla... Les hemos llevado aceite de Jaén para que lo prueben, sobrasada de Mallorca, ensaimada...

¿Cómo es Pekín?

Es una ciudad de 23 millones de habitantes. Cuando vamos a la Ciudad Deportiva tardamos casi dos horas en llegar. Así que no vamos salvo que sea una semana que no haya partido. Es enorme, tiene once campos de fútbol, residencia para los jugadores, restaurantes... Pero está muy lejos.

¿Y la relación con los medios de comunicación? ¿Están tan pendientes de un club de fútbol como aquí?

Las ruedas de prensa siempre las hace un jugador con el entrenador. Habitualmente un día antes del partido. Y cuando juegas fuera de casa entrenas en el estadio en el que vas a jugar, como si fuera la Champions. Las distancias te obligan a viajar dos días antes. El día antes del partido haces la rueda de prensa, siempre con un traductor.

¿Cuando se pierden dos partidos seguidos la prensa da palos como en España?

Como que no me entero de nada... (risas).

¿Y no pide que le traduzcan lo que dicen los periódicos?

Normalmente sí. Le digo al traductor: «Pablo, ¿cómo va esto hoy?» Si pierdes es como en España. De todos modos dos partidos seguidos no los hemos perdido nunca.

¿El fútbol chino está saneado? ¿O es como aquí donde la mitad de los clubes están quebrados?

No lo sé, pero allí hay una particularidad: las televisiones no pagan a los equipos, son los dueños los que pagan. Y nuestro equipo no tiene dueño, es estatal. Nuestro club tiene un tope salarial y no puede hacer grandes dispendios. En China solo tiene capacidad para hacerlo el Evergrande, que hace poco fichó a un brasileño por 17 millones de euros.

¿El Beijing Guoan podría competir en Primera División?

Pienso que sí. Yo creo que podríamos acabar en mitad de la tabla hacia abajo.

Llegaron a la última jornada con opciones de ganar la Superliga china...

El Evergrande es el equipo poderoso. El grupo chino que ha comprado el veinte por ciento del Atlético de Madrid forma parte de ese club. Hace dos años el Evergrande le sacó al Beijing 27 puntos. La pasada temporada llegamos a la última jornada disputándoles el título. Para nosotros ha sido un éxito total.

¿Esta temporada jugarán la Champions asiática?

El 17 de febrero tenemos previa de Champions en casa a partido único, posiblemente jugaremos contra un equipo tailandés. Si pasamos, el 25 empieza la fase de grupos con el campeón de Australia, el subcampeón de Corea y el subcampeón de Japón. Los dos primeros pasan y así hasta que hay un campeón de nuestra conferencia. Después se enfrenta al campeón de la otra conferencia asiática y ese es el que gana la Champions.

¿Si no se clasifica hay crisis?

Hombre, se nos exige al menos clasificarnos para la fase de grupos. Pero más que exigencia del club, es una exigencia que nos ponemos nosotros mismos.

¿Por qué no hay futbolistas chinos jugando en las mejores ligas del mundo?

Porque la Superliga china es muy joven, nació en 1992. Están en la adolescencia. Tienes japoneses y coreanos jugando fuera, pero a los chinos les falta dar el paso. La pasada temporada tuve a un joven muy bueno y ahora lo ha fichado el Wolfsburgo de la Bundesliga (Zhang Xizhe). El problema es que esos cuatro extranjeros que se permiten en China son casi todos jugadores ofensivos y faltan jugadores chinos con gol. En cambio, el portero sí tiene que ser obligatoriamente chino. Pero van a empezar a exportar pronto. Escuelas como las del Atlético, Valencia y Villarreal han firmado convenios con clubes chinos. También os digo que un futbolista mío, internacional, me comunicó el otro día que tenía una oferta de un equipo de Primera División, pero no me dijo cuál.

¿La relación con el futbolista es más fría con un traductor de por medio?

No. Incluso ya me han cogido la ironía. Es un grupo muy majo y los veteranos son un ejemplo. El año pasado tuve a un futbolista de 34 años que había jugado en el Munich 1860 [Shao Jiayi] al que el presidente quería dar la baja. Yo le pedí que no lo hiciera porque era un ejemplo para los jóvenes. Les tienen mucho respeto a los mayores.

Aquí tenemos la idea de que son gente muy retraída.

No lo veo así. Yo nunca he tenido problemas con ellos. Si hay un tema de indisciplina les llamas la atención y en seguida lo cogen. Y luego en los aeropuertos a un futbolista español parece que se le caigan los anillos por coger una maleta. Los chinos cogen maletas, todos colaboran. Y luego en España a la hora de la comida parece un claustro. En cambio a ellos los ves comiendo, hablando por teléfono con naturalidad.¿En los estadios la gente anima, hay ruido?

Ver un partido del Beijing en el estadio es sorprendente. 50.000 personas todos los partidos, y no venden más entradas por seguridad. Es una afición joven, comprometida y animosa. Todos los estadios a los que vamos están llenos.

¿A qué hora se juega?

A las siete y media de la tarde. Siempre los retransmite la televisión de Pekín. Y los partidos grandes los da la televisión estatal. Por ejemplo el partido contra el Evergrande tuvo una audiencia de casi 200 millones de personas. Es otra dimensión, son cosas que te sobrepasan.

Es impresionante.

Un día me entrevistaron para una página web de allí y yo pregunté que quién iba a leer eso. Me contestaron que más de 350 millones de personas. Y yo: ¿Cómo?

Aventura asiática Cruzar medio mundo por una «corazonada»

Gregorio Manzano aceptó la propuesta del Being Guoan porque tuvo una «corazonada». El técnico pidió referencias a Kanouté, que había estado en el equipo un año antes, y se embarcó a China con su preparador físico Toni Servera. La apuesta resultó mejor de lo esperado al mantener el pulso hasta el final con el Guangzhou Evergrande de Lippi, «algo así como el Madrid o Barcelona de China».