James Truslow, historiador estadounidense de la década de los 30, acuñó el tan exitoso término del «sueño americano». Una expresión con la que se definía las aspiraciones del pueblo norteamericano de riqueza y prosperidad sin tener en cuenta la clase social o las condiciones en las que se nace. «La tierra de las oportunidades», dicen otros...

Allí precisamente, para cumplir el «sueño americano» y tratar de atrapar una nueva oportunidad que le da el fútbol, se traslada el guardameta malagueño Álex Caro, que a los 26 años dejó el fútbol profesional hastiado y decepcionado por la profesión y que ahora, con 28, retoma con ilusión.

Y es que, este cancerbero curtido en los campos del fútbol modesto de la provincia hace las maletas para aterrizar la semana que viene en Florida, donde ha firmado un contrato para la próxima temporada en el Naples United, equipo de la Segunda División estadounidense y donde espera poder hacerse un nombre para dar el salto a la Major League Soccer.

Las oportunidades se buscan, es cierto, pero a veces, cuando menos uno se lo espera, aparecen . Y es que Álex, el pasado verano durante un torneo publicitario en La Rosaleda.

«Mi nuevo representante me vio, me dijo que me pusiera en forma, que me preparara. Yo no las tenía todas conmigo, en el fútbol hay mucho vende-humo y yo estoy curado de espantos. Y mira, al final me ha conseguido un contrato por una temporada con opción a otra más y la posibilidad de dar el salto a la Major League Soccer», asegura Álex ilusionado con la nueva aventura que se le presenta, donde el Naples United le ofrece, además de un sueldo importante, casa, coche y dietas.

Pero la desconfianza y la alerta que muestra el guardameta malagueño a la hora de referirse al fútbol profesional no es por gusto. Él, como tantos otros jugadores anónimos que apuntaban maneras en la cantera del Málaga CF, ha comprobado en repetidas ocasiones los sinsabores de este deporte hasta tal punto de perder la ilusión y colgar los guantes con 26 años.

La trayectoria de Álex comenzó en la cantera del Málaga CF, donde jugó en todas las categorías hasta llegar al filial. Su carrera siempre ha estado ligada al conjunto blanquiazul, salvo un par de temporadas en las que probó suerte en Escocia en el filial del Glasgow Rangers (Hamilton) y un fugaz paso por el Ceuta. Regresó al Málaga, donde estuvo a las órdenes de Muñiz en los entrenamientos que subía al primer equipo. Cansado de no tener oportunidades en el conjunto de sus amores, probó suerte en El Palo, donde vivió una de las etapas más gloriosas del cuadro paleño con el ascenso a Segunda B de la mano de Pablo Guede.

Ese verano, un problema con un representante que le prometió el «oro y el moro», desencadenó en quedarse sin equipo cuando su proyección era importante. Se marchó al Torremolinos y allí las ganas de jugar se desvanecieron por completo.

Tenía 26 años y recondujo su vida para trabajar en Limasa de barrendero, donde ha estado hasta ahora antes de cruzar el charco. Ahora busca una nueva oportunidad en Estados Unidos, donde llegará en los próximos días para comenzar la pretemporada con su nuevo equipo y empezar a enseñar a los «yankies» su gran colocación y juego aéreo, principales virtudes bajo palos de este malagueño que atrapa con seguridad su particular versión del sueño americano.